“Nunca atribuya a la malicia aquellas cosas que puedan explicarse por la estupidez.” Esta es una frase importante, y una necesaria; evita que la gente sea paranoica. Sin embargo, tiene un corolario que mucha gente no sabe: “Uno PUEDE atribuir a la malicia aquellas cosas que la estupidez no puede explicar” [Robert Canup] vía "El Culto de la Mentira Verosímil"
Desafortunadamente, después de tanto tiempo de estar sujetos a mentiras y desinformación, los chances de que la sociedad pueda superar la programación social y cultural es difícil, pero no imposible. Los agentes de operaciones psicológicas son maestros en desencadenar programas emocionales para que la gente duerma. Como un estudiante del tema, Robert Canup dijo que el 99% de todos los problemas de los cuales la humanidad se enfrenta, son producto de una simple causa: el problema de la mentira verosímil.
Nuestro mundo parece haber sido invadido por individuos para quienes la visión de la vida y del amor es tan drásticamente diferente de lo establecido por la norma hace mucho tiempo que estamos mal preparados para tratar con sus tácticas de lo que Roberto Canup llama la "mentira verosímil.” Como él lo demuestra, esta filosofía de la "mentira verosímil" ha alcanzado los sectores legal y administrativo de nuestro mundo, convirtiéndolos en máquinas dentro de las cuales los seres humanos con emociones verdaderas son destruidos.[...]
Tome, por ejemplo, el “argumento legal” como es explicado por Roberto Canup en su investigación sobre “el Psicópata Perito en Sociedad”. El argumento legal parece estar en los cimientos de nuestra sociedad. Esto equivale a nada más y menos que a al arte de la estafa: quien sea más hábil en el uso de la estructura para convencer de algo a un grupo de personas, es a quien se le cree. Puesto que este sistema de “argumento legal” ha sido establecido lentamente como parte de nuestra cultura, cuando invade nuestras vidas personales, por lo general no lo reconocemos inmediatamente. ´
Los seres humanos han sido acostumbrados a asumir que otros seres humanos - por lo menos - están intentando "hacer el bien" y "ser buenos" y justos y honestos. Y por eso, muy a menudo no nos tomamos el tiempo necesario de hacer una investigación profunda para determinar si una persona que ha entrado en nuestras vidas es, de verdad, una "buena persona." Y cuando luego nace un conflicto, caemos automáticamente en la suposición cultural de que en cualquier conflicto, una de las partes tiene parcialmente razón de algún modo, y la otra de algún otro, y que podemos formarnos una opinión sobre qué parte está más o menos en lo correcto. A causa de nuestra exposición a las normas del "argumento legal", cuando se presenta cualquier conflicto, pensamos automáticamente que la verdad se encontrará en alguna parte entre los dos extremos.
En este caso, quizás sea útil aplicar una pequeña lógica matemática al problema del argumento legal: Imaginemos que en una pelea, un lado es inocente, honesto, y dice la verdad. Es obvio que mentir no le aporta ningún beneficio a una persona inocente; ¿qué mentira puede decir? Si es inocente, la única mentira que puede decir es confesar falsamente "Fui yo quien lo hizo." En cambio, la mentira no es más que buena para el mentiroso. Él puede declarar ese "Yo no lo hice," y acusar a otro de haberlo hecho, al mismo instante que la persona inocente a quien ha acusado está diciendo “Yo no lo hice,” y está realmente diciendo la verdad.
La verdad – cuando está bien distorsionada por buenos mentirosos, siempre puede hacer que una persona inocente parezca mala – especialmente si el inocente es honesto y admite sus errores.
La suposición básica de que la verdad se encuentra entre el testimonio de las dos partes siempre se torna en ventaja hacia el que miente y en contra del que dice la verdad. Bajo la mayoría de las circunstancias, esta desviación sumada al hecho de que la verdad también va a ser deformada de tal manera a perjudicar a la persona inocente, resulta en que la ventaja siempre queda en manos de mentirosos - psicópatas. Hasta el simple acto de hacer una declaración bajo juramento es inútil.
Si alguien es mentiroso, hacer un juramento no significa nada para esa persona. Sin embargo, hacer un juramento actúa fuertemente en un testigo serio, veraz. Una vez más la ventaja va para el lado del mentiroso.
Robert Canup
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