En el ultimo simposio de Corsi

Proponía olvidar el modelo masculino violento. Corsi vino a Tucumán en mayo (08) para disertar sobre violencia, abuso de menores y justicia. Cuando vino a Tucumán ya era investigado.

De sobrio traje oscuro, camisa azul y sin corbata, el psicólogo Jorge Corsi visitó Tucumán por última vez el 5 de mayo (2008). Invitado por el Observatorio de la Mujer y el Ministerio de Desarrollo Social, y acompañado por las españolas Consuelo Abril Gómez (Comisión de Malos Tratos de la Mujer) y Elvira Cortajarena (diputada de ese país), dio sus charlas en el marco de las Jornadas de Capacitación y Sensibilización a Funcionarios Policiales y Judiciales en el Tratamiento de la Violencia de Género. La sala de conferencias de un hotel céntrico se vio atestada.

“Se vive en una cultura que otorga mayor valor a la forma violenta de resolver problemas. No hablamos solamente de violencia física; violencia es toda forma en que alguien usa la fuerza para imponer su criterio. Entre los adultos debe revisarse nuestro mensaje a los chicos”, destacó en aquella oportunidad.

En el simposio, que duró dos días, Corsi también recalcó la importancia de que los hombres olviden el modelo masculino de sus abuelos. “Antes, los hombres ejercían violencia en el ámbito de la casa y se sentían amparados por el silencio; ahora están reaccionando hasta con rabia, porque esto que consideraban casi un derecho, que les permitía hacer y deshacer a su antojo, está cuestionado; incluso están actuando organismos públicos y la Justicia misma”, recalcó con firmeza.

Asimismo, había puntualizado que era un hecho prometedor que las instituciones hayan comenzado a reaccionar y se vea la violencia como un problema social. “Afecta la salud de las personas -a veces con riesgo de vida-, vulnera la seguridad y entorpece el ámbito laboral, porque provoca mayor ausentismo y caída en el rendimiento del trabajador. Las instituciones tienen que ponerse al día para debatir cómo manejarán este problema y cómo buscarán las soluciones”, dijo sobre el tema.

El especialista también puso en tela de juicio la falta de debate respecto de si la familia es el mejor lugar para que se rehabilite a un menor abusado. “Siempre se dijo que la familia es la célula fundamental de la sociedad; pero se trata de una generalización. En realidad hay que ver cuáles son las familias que realmente cumplen con este precepto y en base a eso tomar las decisiones pertinentes”, señaló.

“En algunas ocasiones, el sistema de Justicia actúa como si la violencia fuera un problema familiar, cuando se trata de un flagelo que pone en riesgo la vida de las personas. La demora en disponer una medida cautelar ha producido, muchas veces, la muerte de mujeres y de niños. Hay que ver cómo la Justicia está tratando esas denuncias, y con qué celeridad se toman las medidas cautelares de protección”, dijo en sus charlas.

Cuando el emérito psicólogo realizaba sus declaraciones, la investigación de la jueza María Fontbona de Pombo ya lo tenía bajo sospechosa por el caso de pedofilia.

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De la Intolerancia a la Tolerancia


Pensando en esos que hablan mucho a favor de los derechos humanos y en contra de la opresión - aunque no pueden practicar lo que demandan. Esos mismos que se rasgan las vestiduras mostrando lo que verdaderamente son (intolerantes y violentos) cuando no se comparte sus ideas.


De la Intolerancia a la Tolerancia

Shikry Gama, Lorenia, 26 de agosto de 1986

1.- Cuando los humanos tienen el defecto de "mirar la pajilla en ojos ajenos..” suelen ser como esos perfeccionistas imperfectos que no toleran la conducta de sus semejantes. La intolerancia es esa incapacidad que tienen ciertas personas para tolerar lo que no sea de su agrado, y suele convertirse en la manía de odiar y rechazar las actitudes de aquellos que no sean compatibles con su forma de ser.

1.1.- La intolerancia es admisible sólo en los deberes del Poder Judicial, de las Fuerzas del orden y de los códigos éticos y morales que tienen la finalidad de prevenir, corregir y reprimir los delitos de la conducta humana.

2.- Ningún ser humano, ninguna organización civil o religiosa, ni siquiera los estados, por muy soberanos que sean tienen derecho a la intolerancia. Sólo las detestables tiranías atropellan los Derechos Universales del Humano, coactando la libertad de albedrío y de autodeterminación del ciudadano para creer lo que quiera, y ser como quiera ser.

2.1.- Separando las acciones represivas contra los que incurren en violación del derecho ajeno, ninguna actitud humana es más intolerable que la intolerancia.

2.1.1.- La intolerancia es como un virus que corroe las relaciones humanas, y es como una perversa maledicencia que provoca conflictos en la convivencia política y religiosa de los pueblos.

3.- Todo ser humano tiene el derecho a la disidencia y a la discrepancia ideológica, sin más deberes que el decoro y la urbanidad para con quienes piensen de manera diferente.

3.1.- Cuando cualquier gobierno tiránico atente contra Los Derechos Humanos, los ciudadanos tienen el derecho a la insurgencia para restablecer los derechos democráticos del pueblo.

4.- La intolerancia se ve reflejada en estúpidas y necias sentencias como las siguientes: “Si no estás conmigo estás contra mí”; “Todo o nada”; “Fuera de la iglesia no hay salvación”; “ Si no crees en mi Dios eres un ateo infiel”; “Si no estás con Jesús estás con el demonio”; “El estado soy yo”; “Si pierdo las elecciones democráticamente, haré oposición para no dejar gobernar al que me ganó”; “Soy demócrata siempre y cuando los demás comulguen con mis ideas”; “Los que tienen un espíritu contrario al nuestro son enemigos peligrosos”; “Yo hago lo que ustedes quieran siempre y cuando hagan ustedes lo que yo quiero”, y otras tantas pérfidas consignas con las que el Gran Engañador ha contaminado la mente y el espíritu de aquellos incautos e ignaros intransigentes que no han comprendido que ni siquiera el mismo Dios atenta contra la libertad de albedrío que mueve nuestras almas.

4.1.- Los derechos de cada individuo terminan donde empiezan los derechos de sus semejantes. Los derechos del Estado terminan donde empiezan los derechos del ciudadano.

5.- La tolerancia es la capacidad de respeto, comprensión y consideración de las opiniones, prácticas y creencias de quienes son diferentes y contrarios a sus formas de ser.

5.1.- La Naturaleza es esa excelsa maestra de la tolerancia de unas formas de vida con respecto a las otras. Es cierto, hay una permanente lucha de los contrarios, pero éstos jamás eliminarán la existencia de sus oponentes, sino que conviven y perviven compitiendo con sus contrarios en una permanente gesta de supervivencia.

5.2.- De alguna manera, en el afán de mejorar y perfeccionar la conducta de los humanos, hemos devenido en cruzadas de salvación, agrediendo y tratando de eliminar por prejuicios a quienes consideramos que tienen diferentes costumbres de las nuestras.

5.3.- Todos somos seres imperfectos. Todos tenemos defectos y cometemos errores. Nos caracterizamos de los demás porque algunos deseamos perfeccionarnos y nos diferenciamos de aquellos otros que se satisfacen con la imperfección. Pero esta voluntad de perfección debe ejercitarse con respeto y tolerancia de las libertades de todos aquellos que quieren de ser como quieran ser. Podemos ser intolerantes para con nosotros mismos, pero no para con los demás.

5.4.- La tolerancia, es una importante cualidad para aprender a convivir con quienes nos rodean, aprendiendo a discernir sobre la diversidad de la naturaleza humana como de todas las cosas de la naturaleza. Para que seamos justos e imparciales, porque en todas las cosas de la vida, desde los factores de la física, la química y la psicología, la tolerancia es el factor que armoniza la existencia con sus oponentes.

6.- La ciencia descubrió que aquellos materiales rígidos que carecen de elasticidad y de flexibilidad no soportan las tensiones y se rompen con suma facilidad.

6.1.- Las relaciones humanas son parecidas al comportamiento de elementos materiales. Se ha comprobado que una relación es más fuerte, cuanto más flexible y elástica es. La rigidez no es fortaleza. Sólo la elasticidad y la flexibilidad determinan la fortaleza y la tolerancia de los seres humanos.

6.2.- El ser humano sólo podrá resistir los retos de la vida con tolerantes actitudes que le permitan sobreponerse a las adversidades y tribulaciones, sin quebrantamientos del ánimo, cediendo y restableciéndose las tensiones cuando se superen las resistencias externas e internas, hasta hacer de la tolerancia su mayor fuerza volitiva.

6.3.- Ser tolerantes es ajustarse a la diversidad de la naturaleza humana. Es convivir armoniosamente con nuestros semejantes a pesar de la multiplicidad de sus creencias y caracteres. Es comprender y amar a Dios personificado en cada ser viviente. Es respetar el libre albedrío de cada ser humano, sin hacer distinción por sus razas, creencias religiosas y políticas ni condiciones sociales o económicas.

6.3.1.- La tolerancia no implica contubernio ni complicidad con quienes tengan costumbres reñidas con la moral, la ética y las buenas costumbres. Debemos erradicar de nuestras costumbres los malos hábitos de censurar y prejuzgar a quienes son iguales a nosotros, con los mismos errores y con la misma ansiedad de superación social y espiritual.

Hermanos, meditemos sobre la intolerancia, porque muchas de nuestras tribulaciones, de nuestros problemas y de nuestros conflictos son consecuencia de esta nefanda actitud irreflexiva que gobierna los sentimientos y actos de quienes aún no aprendieron a ser tolerantes

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La cooptación oculta

La cooptación es un sistema de integración de cuerpos colegiados, según el cual los nuevos miembros a incorporar son elegidos por los miembros que ya están en funciones. También abarca el caso en que los miembros de un organismo colegiado eligen a uno de ellos para ocupar una instancia superior de mando. Los procedimientos formales de cooptación son rechazados por la democracia, porque se prestan para facilitar el mantenimiento en sus cargos de la clase dirigente al margen de la voluntad de las bases, pero en ella sobrevive con frecuencia una cooptación oculta, cuando los dirigentes en funciones aprovechan el poder de sus cargos para influir decisivamente en la elección de los candidatos, aunque luego se cumplan formalmente las normas previstas para tales nombramientos. La cooptación oculta es un claro síntoma de la oligarquización de los equipos dirigentes de las organizaciones.


Cooptar. Verbo transitivo. Captar la adhesión de alguien, generalmente con fines políticos, valiéndose de acciones reprobables que no pueden considerarse ilegales.

Algunos lingüistas piensan que debe decirse captar y captación, porque consideran que las acepciones neológicas de cooptar y cooptación son el resultado de una contaminación de los significados históricos de estas dos últimas palabras (cooptación = "Llenar las vacantes que se producen en el seno de una corporación mediante el voto de los integrantes de ella") con los de aquellas.

“El sistema de *cooptación* era motejado antaño de nepotismo, pero ahora […] se llama confianza. El jefe se rodea de gentes de su confianza, constituyendo así el núcleo duro destinado a mangonear por cuenta del jefe máximo que allí los ha puesto y de allí los puede desalojar.”

Le Monde Diplomatique. Ed. Cono Sur. N.º 16, oct. 2000.
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La alternativa no está a la vista


La dialéctica abierta de J. L. Rebellato: En la situación contemporánea el pensamiento hegemónico no reconoce la "diversidad", por lo que excluye a amplios sectores de la población. Contra ello es preciso rebelarse, ya que "no hay verdadera liberación sin democracia. Vivimos una época en que la alternativa no está a la vista". José Luis Rebellato critica toda modalidad de "pensamiento único", basándose en que "el poder es entendido como poder sobre, dominación, anulación, paralización de la vida".


La "teoría crítica" de la primera Escuela de Frankurt articula cierto marxismo de corte humanista con la crítica a la razón instrumental weberiana. Adorno, Marcuse y Horkheimer comparten la oposición a la racionalidad positivista y a la tecnocratización de las esferas de la vida cotidiana. El legado de Marx se manifiesta en esta vertiente humanista, que considera relevante el concepto de enajenación como el valor de la actividad teórica y la filosofía como crítica, que tiene por objetivo la emancipación del hombre, respecto de la ciencia y la tecnología que se integran bajo la influencia de una racionalidad dominante.

La noción de "teoría crítica" tiene doble significado: por un lado se refiere al legado de algunos miembros de la Escuela de Frankfurt y por otro a la naturaleza de la crítica autoconciente. Al mismo tiempo designa una práctica para la cual el análisis teórico de la sociedad no se limita a una comprobación y descripción pasivas, sino que pretende exponer, a través del análisis crítico, las relaciones sociales que toman el estatus de cosas u objetos.

T. Adorno, M. Horkheimer y H. Marcuse critican las formas de racionalidad que unen ciencia y tecnología bajo el carácter de dominación y rechazan las formas de racionalidad que subordinan la conciencia y acción humanas a los imperativos de leyes universales. La constitución de la subjetividad y de las esferas de la cultura y la vida cotidiana que representan un nuevo terreno de dominación es denunciada como la supresión de la subjetividad, conciencia y cultura en la historia, la cual articula una noción de negatividad o crítica en oposición a teorías que hacen hincapié en la armonía social. Al mismo tiempo subrayan la importancia del pensamiento crítico, planteando que el mismo es una característica constitutiva de la lucha por la propia emancipación.

El legado de Marx: la enajenación.

Para Marx la mercancía no es aquello que aparenta ser, porque la adherencia de valores externos hace de ella la portadora de "sutileza metafísica y mañas teológicas". Este procedimiento no es propio del valor de uso en la destinación de los productos para la satisfacción de la necesidad de los hombres y propia de la forma de la mercancía misma: el trabajo humano, que es alienado, es dado a la sociedad como mercancía mediante el valor de cambio. En consecuencia, al primer movimiento de la crítica, consistente en disolver la apariencia de objetividad del valor de cambio, debe agregarse otro, que lo condiciona y que muestra la constitución de la apariencia en la objetividad.

Lo que se presenta como una relación cuantitativa dada es, en realidad, la expresión de una relación social: unas unidades independientes entre sí solo pueden determinar a posteriori el grado de necesidad de sus trabajos, la parte de trabajo social que debe dedicarse a cada tipo de objeto útil, al tiempo que ajusta su producción a la "demanda". La práctica de los intercambios determina las proporciones pero, a los ojos de cada productor, el valor de cambio de las mercancías representa, de manera invertida, como una propiedad de las "cosas", la relación que su propio trabajo mantiene con el de todos los demás productores. Por ello es inevitable que, a juicio de los individuos, su trabajo parezca "socializado" por la "forma valor", en lugar de que esta figure como la expresión de una división social del trabajo. De allí la fórmula de Marx: "Las relaciones sociales que mantienen sus trabajos privados aparecen a los ojos de los productores [...] como relaciones impersonales entre personas y relaciones sociales entre cosas impersonales".

Teoría y praxis

La actividad "científica" (teórica) si bien es una actividad realizada en forma individual, y no relacionada directamente con la comunidad, es social. Para Marx, no solo el material de la actividad teórica, "como el idioma, merced al que opera el pensador", está dado como un producto social, sino que la propia existencia del crítico es una actividad social: "la conciencia general es una abstracción de la vida real y como tal se le enfrenta". Por lo tanto, afirma que el desarrollo de la "conciencia general" es la existencia teórica del individuo como ser social concreto.

Adorno enumera las afinidades entre la filosofía interpretativa y el materialismo: "composición de los elementos aislados por análisis" e "iluminación de lo real mediante esa interpretación"; y sostiene que el programa del conocimiento materialista "más se adecuará a la manera materialista de proceder cuanto más alejado permanezca del correspondiente «sentido» de sus objetos y menos se remita a algún sentido implícito, pongamos por ejemplo religioso". Es posible agrupar elementos de un análisis social de manera que sus interrelaciones configuren la forma mercancía; una construcción satisfactoria de esta dejaría al descubierto la configuración de una realidad "en pos de cuyo sentido ulterior se esforzaba en vano el problema de la cosa en sí, porque no hay ningún sentido ulterior que fuera separable de su manifestación histórica, primera y única".

El pensamiento dialéctico, como forma de crítica, funciona conectando conocimiento y dominación, por lo que reconoce que algún conocimiento es falso y que el último propósito de la crítica debe ser el pensamiento crítico por el interés en el cambio social. En la relación entre la teoría y la sociedad existen mediaciones que dan significado no solo a la naturaleza constitutiva del hecho sino también a la propia constitución del discurso teórico. La teoría ha de ir más allá del legado positivista de la neutralidad a-histórica y debe desarrollar la capacidad meta-crítica.

Este capacidad crítica se representa en su función desenmascarante y en la crítica inmanente como afirmación de diferencia y como rechazo a unir apariencia y esencia. La teoría, según Adorno, debe transformar los conceptos que formula y también "disolver la rigidez del objeto temporal y espacialmente fijado, hacia un campo de tensión entre lo posible y lo real: cada uno, para existir, depende del otro. En otras palabras, la teoría es indisputablemente crítica". Para Horkheimer la filosofía necesariamente debe ser crítica, autoconcebirse como negativa respecto del orden vigente, que consiste en orientar a los hombres a la percepción de las condiciones sociales como no naturales, no fijas ni eternas, y en la persistencia del mejoramiento de la totalidad social, porque la verdadera función social de la filosofía reside en la crítica de lo establecido: "La meta principal de esa crítica es impedir que los hombres se abandonen a aquellas ideas y formas de conducta que la sociedad en su organización actual les dicta".

Si bien existen diferencias significativas entre Adorno, Horkheimer y Marcuse en su denuncia a la racionalidad positivista, sus ideas convergen con respecto a la heteronomía que existe detrás de esa racionalidad, y en la necesidad del desarrollo de la conciencia crítica colectiva, así como de una posición que suponga un discurso de oposición y de no-identidad, como una precondición para la emancipación. La crisis de la razón, según Adorno, tiene lugar cuando la sociedad se vuelve más racionalizada: la razón pierde su facultad crítica en la búsqueda de la armonía social y se convierte en un instrumento de la sociedad existente. La noción de autoconciencia de la razón incluye elementos de crítica y de acción transformadora, depositándose en la teoría la tarea de rescatar a la razón de la lógica de la racionalidad tecnocrática.

La "praxis" como construcción de alternativas

La Teoría Crítica, según J. L. Rebellato, iniciada por los miembros de la primera Escuela de Frankfurt, supone "una línea de pensadores rigurosos, preocupados por la insuficiencia de instrumental teórico de un marxismo ortodoxo y determinista para analizar y dar respuestas a los nuevos fenómenos históricos, por el desafío de una aproximación dialéctica entre los aportes de Marx y los desarrollos del psicoanálisis de Freud; pero también críticos de un capitalismo desarrollado sobre la base de la técnica, de la expansión de una racionalidad instrumental y de su fuerza, a la vez destructiva y neutralizadora, frente a todo tipo de resistencia."

Tanto la crítica "al capitalismo desarrollado sobre la base de la técnica", como la "expansión y fuerza de la racionalidad instrumental" en la necesidad del desarrollo de la conciencia crítica colectiva, y una posición que suponga un discurso de oposición y de no-identidad como una precondición para la emancipación, constituyen preocupaciones centrales para J. L. Rebellato. Este autor apela al reconocimiento ético de la diversidad y al compromiso de los sujetos con la lucha contra los mecanismos de exclusión del proyecto hegemónico, una estrategia que supone un aprendizaje de nuevas acciones colectivas emancipatorias para desarrollar las capacidades de los diferentes agentes sociales, y promover y oponer estratégicamente un nuevo campo de relaciones políticas y sociales.

Como el sujeto no puede realizar sus fines propios en las condiciones dadas, se encuentra "excluido" respecto de sus posibilidades. Para Rebellato "el imaginario de la tecnología transformada en racionalidad única, impone el modelo de la razón instrumental, ahogando los potenciales de una razón práctica emancipatoria". La "razón práctica" presenta un componente crítico y activo, porque aporta procedimientos que permiten articular la crítica de la "exclusión" con estrategias para re-construir espacios alternativos a la dominación.

Tal articulación se deriva, en primer lugar, de la importancia adjudicada a diversos movimientos sociales que, con prácticas de gestión ciudadana y política, abren posibilidades de un mayor diálogo y participación en la toma de decisiones dentro del sistema hegemónico, y, en segundo término, del valor concedido a la educación popular de inspiración freiriana, considerándose por medio de ella la probabilidad de llegar a cambios de actitudes hacia nuevos valores más democráticos, así como de reforzar la re-construcción de esos espacios alternativos negociados. De acuerdo con esto, los procesos de aprendizaje no deben reproducir modalidades de "racionalidad de la exclusión", sino que se hace necesario apostar a una educación popular -identificada con los sujetos protagónicos de la transformación-, lo que supone la institucionalidad de la participación permanente, esto es, la generación de poderes sociales y políticos.

Rebellato se refiere a una comunidad de sujetos con capacidad de respetar sus "diversidades" como alternativa a las reglas vigentes en el mundo globalizado, porque el "lenguaje de la globalización" se ha convertido en una matriz de pensamiento, desde la que se consolidan hábitos asentados en la creencia de que "quien no entra en la globalización, queda fuera de la historia. Con lo cual, la globalización de las comunicaciones, de los transportes, de las tecnologías, queda atrapada dentro de esta hegemonía neoliberal". Rebellato critica toda modalidad de "pensamiento único", basándose en que "el poder es entendido como poder sobre, dominación, anulación, paralización de la vida".

En la situación contemporánea, el pensamiento hegemónico no reconoce la "diversidad" por cuyo motivo excluye a amplios sectores de la población: "No hay verdadera liberación sin democracia. Vivimos una época en que la alternativa no está a la vista. No soportamos este neoliberalismo agobiante y salvaje. Tampoco queremos reproducir el socialismo autoritario. Pienso que un camino fecundo está trazado por la articulación y confluencia entre una educación popular liberadora y un marxismo humanista y crítico".

La "educación popular liberadora" tiene relación con la concepción de Horkheimer, para quien todo trabajo cultural solo ha sido posible como consecuencia de la división entre "grupos dominadores" y "grupos dominados".

La "calidad de vida", según Rebellato, será evaluada éticamente de acuerdo con las diversas capacidades para lograr que los sujetos se emancipen en un sentido integral del término, para así procurar la expresión libre de sus proyectos de vida personales y colectivos. Desde esta perspectiva, el concepto de calidad de vida exige superar todas las formas de opresión y dominación, puesto que nadie puede desarrollar sus potencialidades en tanto dominado: las "opresiones y desigualdades condicionan e influyen en las expectativas y deseos, pues es difícil desear lo que no se puede imaginar como una posibilidad".

Resulta necesario pensar las teorías de la complejidad recurriendo a la categoría de "subjetividad", pues no hay sistemas ni autoorganizaciones de cualquier clase sin sujetos. Mantener la noción de subjetividad, según la tradición de la Escuela de Frankfurt, significa la necesidad estratégica de seguir redimensionando un espacio humano frente a una visión exclusivamente sistémica que no se distinga de la racionalidad instrumental, porque propone estrategias de acción política. Una ética de la autonomía debe explorar las dimensiones de la subjetividad dialógica.

La articulación teoría-praxis se relaciona con modalidades de "gestión de la exclusión" que promueven una educación dirigida a la liberación en un sentido integral, en sus perspectivas éticas, políticas y culturales, y que tiene como punto de reflexión "la cuestión del poder" y su relación con los procesos de decisión, control, negociación, etc. Se vuelve necesario "abrir un debate en torno a la articulación entre políticas sociales y ciudadanía participativa", por lo que las primeras deben tener en cuenta: (a) la participación de diversos grupos y no solo de ciertos sectores sociales; (b) la capacidad de generar poderes sociales y políticos que no se agoten en la administración y la "autogestión de la pobreza"; (c) la elaboración de medidas de justicia social a nivel económico relacionadas con la calidad de vida de los sectores menos privilegiados; (d) la participación en una lucha contra un modelo de exclusión y de destrucción de la naturaleza que forma parte de la lucha contra la hegemonía neoliberal; (e) la participación de los sujetos en la elaboración de las políticas debe ser activa, esto es, contribuir activamente en el desarrollo y en la gestión de prácticas culturales y educativas; (f) el trabajo conjunto de técnicos y ciudadanos en la planificación social. Tales políticas deben ser "transversales" para evitar una fragmentación y para que, desde un comienzo, los actores ya se "muevan hacia la transformación estructural del capitalismo neoliberal".

La teoría crítica -entendida como discurso de emancipación- considera imperativo apresurar el desarrollo que conduzca a una sociedad sin injusticia; esto muestra la dependencia del mundo teórico con el mundo de los hechos, es decir, el mundo social. Para Horkheimer la finalidad de la teoría consiste en "la emancipación del hombre de la esclavitud"; se trata de una crítica inmanente, como afirmación de la diferencia. Asimismo, para Adorno, la teoría es "indisputablemente crítica" mientras que para Marcuse, como el pensamiento dialéctico al modo de "crítica" funciona conectando conocimiento y dominación, "el último propósito de la crítica debe ser el pensamiento crítico por el interés en el cambio social".

Rebellato reformula teóricamente ciertas categorías marxistas; ejemplo de esto es la categoría de "enajenación", que se resemantiza como "exclusión". Ocurre algo distinto con las nociones de "dialéctica" y "diálogo": emplea la noción de diálogo para referirse a las diversidad de redes comunitarias de excluidos y utiliza el término dialéctica (abierta) para explicar el conflicto o lucha contra el poder globalizado. De este modo, la razón práctica promueve proyectos alternativos mediante dos estrategias simultáneas: diálogo pedagógico y dialéctica política.

El pensamiento dialéctico como razón práctica conecta el conocimiento de la dominación con estrategias para el cambio social. Mediante la estrategia "dialéctica" de la lucha contra el poder y la estrategia del "diálogo", se articulan la diversidad de sujetos, a fin de que sean reconocidos en su dignidad. Es por esta razón práctica que, para Rebellato, es preciso actuar en redes de diálogo: estas suponen una alternativa dialéctica al pensamiento hegemónico de la asertividad y la tendencia a la integración de las distintas prácticas sociales. Apela a la noción de "dialéctica abierta" o en proceso de apertura que implica el conflicto de las fuerzas excluidas con las fuerzas dominantes y afirma que "en tal sentido podría hablarse de una dialéctica abierta y no tanto de una síntesis dialéctica".

Por otra parte, señala que la filosofía de la liberación tiene que avanzar mucho en la rigurosidad del pensamiento: "El conflicto Norte-Sur no puede hacernos caer en la simplicidad de desechar el aporte de los pensadores del Norte. La lucha ideológica no se traduce en un rechazo, sino en una recuperación dialéctica. Por otra parte, la liberación no es solo una categoría histórica de los pueblos del Tercer Mundo, sino también de los pueblos y sectores del Norte que sufren la dominación y la exclusión".

El paradigma de la complejidad da cuenta de la diversidad y la alteridad, sin reducirlas, y es un paradigma en construcción a través del diálogo y la aceptación de la diferencia, mediante un proceso de negociación que se encuentra en contradicción dialéctica, ya que políticamente "forman parte de la lucha contra la hegemonía neoliberal".

La autonomía y la emancipación implican la auto-organización de los sujetos contra los procesos de retroalimentación del poder que tienden a que los sujetos pierdan su capacidad de autonomía. Esta concepción del diálogo ético guarda semejanzas con la crítica de Marcuse al pensamiento unidimensional, que se expresa en una determinada forma lingüística acerca de la realidad social y cultural. Un pensamiento "unidimensional" o, en este caso, "único" según Rebellato, habla de "fundamentos, edificio, bases y cimientos: en una terminología mecanicista y arquitectónica". Para Marcuse el análisis lingüístico hace abstracción de lo que el lenguaje ordinario revela, hablando como lo hace: "la mutilación del hombre y la naturaleza".

María Gracia Núñez

REFERENCIAS:
Adorno, Theodor W. Actualidad de la filosofía, Planeta, Buenos Aires, 1994.
Horkheimer, Max. Teoría tradicional y teoría crítica, Barcelona, Paidós, 2000.
Horkheimer, M. y Adorno T. W. Dialéctica de la Ilustración, Madrid, Trotta, 2001.
Marx, Karl. Manuscritos, Barcelona, Altaya, 1993.
Rebellato, José Luis. La encrucijada de la ética, Montevideo, Nordan, 1995.
Rebellato, José Luis. Ética de la liberación, Montevideo, Nordan, 2000.
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Jorge Corsi y el daño colateral

No dejamos de asombrarnos ante los hechos delictivos que se le imputan al licenciado Jorge Corsi, entre otros tantos de pedofilia, y eso nos sugiere una derivación: “El daño Colateral del Lic. Jorge Corsi”. También, y no con tanto asombro, observamos que los colegas de Corsi se preocupan por su integridad profesional y económica y se olvidan del daño causado a la sociedad en pleno, el daño sufrido por las personas judicialmente, por la labor profesional del imputado y de los colegas formados o deformados y adherentes a
su ideología.

Debemos tener cuidado con uno de los daños colaterales que van a emerger, acusados o condenados bajo los conceptos de Corsi y sus seguidores, entre los que seguramente habrá inocentes, pero también culpables que pueden buscar ampararse en la caída de los conceptos vertidos por este profesional, junto con su caída personal y moral, hay que revisar causas y deben intervenir profesionales no contaminados con la ideología de la perversidad que derivó en la postura de fanatismo de género y el ataque sin límites mediante agresiones verbales, calumnias y difamaciones, hacia todo aquel que no adhiriera a estas ideologías conceptuales, cuyo mentor hoy está detenido por los mismos delitos que decía y decían combatir y aborrecer.

Es correcto el estupor y demanda de Justicia por quienes han sido damnificados judicialmente, pero el delito cometido por otro no da lugar a la presunción de la inocencia de nadie, sí al derecho a la defensa en juicio justo.

Consideramos, porque así lo establece la ley, que "una persona es inocente hasta que se prueba lo contario", según la práctica conceptual emanada de estas intervenciones ideológicas, ese concepto que otorga seguridad jurídica, era reemplazado por la "culpabilidad por presunción", y de esa forma se expresan hoy los colegas, sus amigos, discípulos, lo consideran culpable y se corren a un costado, para evitar ser rozados por los presuntos delitos del Lic. Jorge Corsi, pero estos profesionales que a través de sus pericias e intervenciones profesionales ocasionaron condenas y escarnio social a inocentes, deben revisar sus conductas, momentáneamente correrse de sus labores profesionales y quienes son funcionarios en áreas afines a la labor de violencia y menores, entregar su renuncia, porque no se puede aceptar un "no sabía, no me di cuenta”, en profesionales y funcionarios de renombre, muchos de ellos a nivel internacional.

Si queremos creer que realmente no sabían sobre los presuntos delitos del Lic. Jorge Corsi, y que no intervenían en los mismos, y no hay pruebas en su contra, el derecho a ser considerados inocentes de todo cargo es válido, no así la culpabilidad de "falta de capacidad para detectar a un pedófilo, a un abusador sexual”, y para eso no hay condena penal, hay condena social, y pedirles la ética de un paso al costado profesional, momentáneo, para que revaliden sus conocimientos, de lo contrario estaría toda la sociedad embarrada con suciedad ajena.

“La verdad surge por la verdad misma, nunca por la imposición de ideologías, eso no es verdad, es violencia”.

Dante Alfredo Miceli y José María Bouza

Secretario y Presidente de la Asociación de Padres Alejados de sus Hijos (APADESHI)

www.apadeshi.org.ar

info@apadeshi.org.ar

(011) 4305-4295/4304-3662

http://www.nova-noticias.com.ar
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Nicolás Maquiavelo:

Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos. En general los hombres juzgan más por los ojos que por la inteligencia, pues todos pueden ver pero pocos comprenden lo que ven.

1948 - George Orwell


Se trata de esto: el Partido quiere tener el poder por amor al poder mismo. No nos interesa el bienestar de los demás; sólo nos interesa el poder. No la riqueza ni el lujo, ni la longevidad ni la felicidad; sólo el poder, el poder puro. Ahora comprenderás lo que significa el poder puro. Somos diferentes de todas las oligarquías del pasado porque sabemos lo que estamos haciendo.

Todos los demás, incluso los que se parecían a nosotros, eran cobardes o hipócritas. Los nazis alemanes y los comunistas rusos se acercaban mucho a nosotros por sus métodos, pero nunca tuvieron el valor de reconocer sus propios motivos. Pretendían, y quizá lo creían sinceramente, que se habían apoderado de los mandos contra su voluntad y para un tiempo limitado y que a la vuelta de la esquina, como quien dice, había un paraíso donde todos los seres humanos serían libres e iguales.

Nosotros no somos así. Sabemos que nadie se apodera del mando con la intención de dejarlo. El poder no es un medio, sino un fin en sí mismo. No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para establecer una dictadura. El objeto de la persecución no es más que la persecución misma. La tortura sólo tiene como finalidad la misma tortura. Y el objeto del poder no es más que el poder. ¿Empiezas a entenderme?