Vivimos bombardeados por advertencias sobre sustancias o alimentos que, supuestamente, perjudican nuestra salud o, por el contrario, la protegen. Mensajes que nos asustan y que nos incitan a modificar, en ocasiones de forma radical, nuestros hábitos y modos de vida. Tales creencias, además, influyen en las grandes decisiones políticas sobre salud y medio ambiente, determinando la calidad de vida de miles de personas.
Los teléfonos móviles causan cáncer cerebral. La fibra previene el cáncer de colon. La terapia hormonal en la mujer menopáusica era una panacea... ahora produce cáncer de mama y enfermedad coronaria. “Diez mil personas morirán próximamente por encefalopatía espongiforme”... Son algunos ejemplos de “ciencia basura” según Steven J. Milloy, autor de www.junkscience.com.
La ciencia basura (junk science) es la tergiversación de las estadísticas y los resultados científicos por interés económico o ideológico. ¿Quiénes propagan ciencia basura? El listado abarca desde los activistas sociales (como los ecologistas y los “policías de la comida”, los más atacados por Milloy), hasta las grandes compañías de la industria alimentaria (las que salen mejor paradas). Políticos como Al Gore, científicos individuales e, incluso, enfermos (reales o imaginarios) que desean culpar a alguien de sus dolencias, también se sirven de la junk science. El descuido y el sensacionalismo de la prensa y la televisión, finalmente, multiplican el efecto de la ciencia basura en la vida diaria.
Los artículos de Junkscience.com son de gran utilidad para desarrollar el sentido crítico hacia las noticias científicas. Sin embargo, puede tratarse de una web muy sesgada, que denuncia la exageración ecologista pero no las estratagemas de la empresa contaminante. El reciente descubrimiento de acrilamida (un posible cancerígeno) en cantidades elevadas en alimentos fritos y tostados ¿es ciencia basura? Steven J. Milloy lo interpreta como una exageración con la finalidad oculta de ¡perjudicar a MacDonald’s y sus patatas fritas!
La actitud que se presume objetiva y pro-científica, políticamente neutra y desinteresada de Milloy, es supuestamente “desenmascarada” en otras webs. En http://www. mapcruzin.wcom/greenwash/ y http://www.prwatch.org le acusan, entre otras cosas, de haber sido director ejecutivo de la organización TASSC. Ésta habría sido creada en secreto por Philip Morris para generar controversia científica sobre la relación entre consumo pasivo de tabaco y cáncer.
Siendo conscientes de esta posible parcialidad estamos en mejores condiciones de aprovechar los recursos de junkscience.com. El contenido se presenta algo desorganizado. A través de un “curso corto”, una lectura breve con ejemplos, se nos ofrece la explicación del concepto de ciencia basura y sus consecuencias más graves. En la columna “del basurero” (by the junkman) encontraremos enlaces a los artículos del autor; la mayoría de ellos nos llevarán al sitio web de Fox News, donde publica regularmente el incisivo Milloy. En el apartado de Noticias y Comentarios nos mantendremos al día en cuanto al desarrollo de la ciencia basura en los periódicos virtuales. El DDT FAQ es un completo artículo que exculpa al insecticida DDT; desmonta, apoyado en múltiples citas científicas, los argumentos que han conducido a demonizarlo y, en opinión de Milloy, a aumentar los casos de malaria en el mundo. El DDT FAQ ha sido traducido al español y publicado en la web de la Fundación Argentina de Ecología Científica: http://mitosyfraudes.8k.com/articulos/DDTFAQ- Esp.html.
Hay un buen apartado de bibliografía sobre ciencia basura (Milloy no dejará de recomendarnos, además, sus propios libros) y, finalmente, tenemos la posibilidad de debatir en varios grupos de discusión sobre los temas de la página.
Como conclusión, conviene mantener una cierta distancia en la lectura de junkscience.com, y quizá complementarla con otras posiciones críticas. No se trata esta vez de lo mágico, lo paranormal o lo pseudocientífico, sino de la manipulación de la ciencia auténtica; un fenómeno de importantes consecuencias y de difícil abordaje, en el que el consenso casi nunca está garantizado, y al que los escépticos quizá no prestemos la suficiente atención.
Ernesto J. Carmena
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