- La conducta humana y la Luna

Para algunos expertos, la Luna no sólo moviliza las aguas y tierras de nuestro planeta, sino también los sentimientos, ideas y acciones de sus habitantes. Según otros, la única influencia del satélite terrestre sobre los seres humanos es cultural, al originar infinidad de leyendas, mitos y obras de ciencia ficción e inspirar rituales religiosos y poemas románticos. Lo que sabe la Ciencia.
La vinculación entre la conducta humana y la Luna y sus fases es antigua pero vigente, como prueban la vieja etiqueta de “lunático” para designar a los enfermos mentales, o los más modernos términos “Efecto Transilvania” empleado para referirse a la supuesta influencia lunar sobre la psicopatología, e “Hipótesis Transilvaniana”, que sostiene que las conductas violentas y alteradas son más frecuentes con la luna llena.



Un estudio efectuado en el condado de Dade, en Florida (EEUU.) mostró que los homicidios, suicidios, accidentes de tráfico mortales, asaltos con agravantes y emergencias psiquiátricas tienen una relación estadísticamente significativa con las fases lunares. Un estudio del Reino Unido reveló que, en los días de luna llena, los enfermos con esquizofrenia presentaban un deterioro significativo en esferas psicopatológicas y de calidad de vida. Otro trabajo, efectuado en una institución para mujeres con retraso mental en Tennessee (EEUU.), observó una mayor frecuencia de conductas anómalas en los días de Luna Llena.

A la luna también se le atribuyen poderes sobre el inicio extrauterino de la vida humana. La idea de que el astro vecino condiciona el momento del parto sigue muy extendida, incluso entre los profesionales médicos, y hay estudios que la apoyan.

Pero según expertos, que han estudiado la distribución de los nacimientos en dos hospitales de New Hampshire, EEUU. o han analizado decenas de miles de partos atendidos a lo largo de 15 años, en el Hospital de Cruces-Baracaldo, en España, no hay evidencia de que la luna influye en la frecuencia de los partos.

Aunque para la ciencia no hay suficientes datos para probar que el satélite afecta el comportamiento y la vida humanos, las estadísticas, los testimonios y muchos expertos indican que las fases lunares, sobre todo el plenilunio, influyen en nuestra reproducción, carácter, violencia, estado de ánimo y salud. Durante su viaje de cerca de un mes alrededor de la Tierra, la Luna atraviesa distintas fases en las que desde nuestro planeta se observan distintos sectores del lado diurno del satélite el cual refleja la luz solar en mayor o menor medida. Son la Luna Llena, el Cuarto Menguante, la Luna Nueva y el Cuarto Creciente.

Las investigaciones científicas y estadísticas han confirmado que debido a los cambios en la atracción gravitatoria y las radiaciones que refleja, las distintas fases de la Luna influyen en la altura de las mareas oceánicas, en las temperaturas terrestres, en el volumen de las precipitaciones, en el número de tormentas eléctricas y en la probabilidad de que se formen huracanes. También se ha comprobado que los ciclos lunares afectan los haces de energía que circulan por los aceleradores de partículas y producen deformaciones insignificantes en la corteza sólida del planeta, produciendo una especie de "micro-mareas terrestres".

Además de influir en las migraciones de las aves y activar la reproducción de ciertas algas, la Luna ayuda a estabilizar la rotación de la Tierra, posibilitando la alternancia de las estaciones que determinan los ciclos de muchas especies, y genera las mareas, permitiendo que se alimenten muchos animales de los restos que quedan al bajar las aguas. Pero, ¿ejerce la Luna algún efecto comprobado sobre la conducta, la salud, el carácter y la vida de los seres humanos?

Durante la Luna Llena, algunos Departamentos de Policía informan que se cometen más crímenes, algunos hospitales que reciben más pacientes en las salas de emergencia, los directores de personal más quejas de los empleados y los diarios y las revistas, más llamadas insólitas y de gente fastidiosa.

Un informe del departamento de Policía de Filadelfia, en EEUU, solicitaba a sus funcionarios que aumentasen la vigilancia durante las noches de Luna Llena porque "en esos días crece el número crímenes", reflejando una creencia que comparten muchos policías. El plenilunio también inquieta a los bomberos de todo el mundo, porque en esa etapa aumentan los incendios provocados, las falsas alarmas, los accidentes y los casos de personas asustadas y los pirómanos están más activos.

Según el psiquiatra estadounidense Arnold L. Lieber, del mismo modo que la fuerza de gravedad de la Luna mueve las grandes masas de agua de nuestro planeta, desplaza los 40 o 50 litros de líquido que componen el 80 por ciento de nuestro cuerpo, ocasionándonos tensión en los tejidos, hinchazón y nerviosismo.

También se han informado "correlaciones que superan los márgenes de lo casual" entre las fases lunares y el incremento de las hemorragias, las transfusiones sanguíneas y los infartos. Buena parte de la creencia en la influencia de la Luna sobre la reproducción humana parece deberse a que el ciclo lunar, de unos 27 a 29 días, se semeja al período menstrual de la mujer, lo cual -según los defensores de esta teoría- determina una relación de las distintas fases lunares con el ánimo y el deseo sexual femeninos, la cantidad de nacimientos y el sexo de los bebés.

Los escépticos señalan que las teorías sobre el influjo lunar no han sido corroboradas por estudios concluyentes, se basan en datos anecdóticos, inconsistentes e incluso inexistentes, contrarían a veces las leyes de la física, y deben considerarse sólo como una creencia o el producto de simples casualidades, hasta que se demuestre científicamente lo contrario. El debate sigue abierto, y la verdad todavía se mantiene oculta igual que la cara que nunca nos muestra su protagonista, la Luna.

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Nicolás Maquiavelo:

Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos. En general los hombres juzgan más por los ojos que por la inteligencia, pues todos pueden ver pero pocos comprenden lo que ven.

1948 - George Orwell


Se trata de esto: el Partido quiere tener el poder por amor al poder mismo. No nos interesa el bienestar de los demás; sólo nos interesa el poder. No la riqueza ni el lujo, ni la longevidad ni la felicidad; sólo el poder, el poder puro. Ahora comprenderás lo que significa el poder puro. Somos diferentes de todas las oligarquías del pasado porque sabemos lo que estamos haciendo.

Todos los demás, incluso los que se parecían a nosotros, eran cobardes o hipócritas. Los nazis alemanes y los comunistas rusos se acercaban mucho a nosotros por sus métodos, pero nunca tuvieron el valor de reconocer sus propios motivos. Pretendían, y quizá lo creían sinceramente, que se habían apoderado de los mandos contra su voluntad y para un tiempo limitado y que a la vuelta de la esquina, como quien dice, había un paraíso donde todos los seres humanos serían libres e iguales.

Nosotros no somos así. Sabemos que nadie se apodera del mando con la intención de dejarlo. El poder no es un medio, sino un fin en sí mismo. No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para establecer una dictadura. El objeto de la persecución no es más que la persecución misma. La tortura sólo tiene como finalidad la misma tortura. Y el objeto del poder no es más que el poder. ¿Empiezas a entenderme?