Todo el mundo es construido como una jerarquía. Alguien es mas importante en el, alguien es más sometido, a algún inocente le parece que él obedece a nadie y domina a nadie, aunque en realidad es una ilusión. No cada uno quiere ser el Principal, pero nadie quiere ser el Pésimo, y por eso la lucha por superar o mantener su nivel jerárquico es inevitable. Por la fuerza o pacíficamente.
¿De que depende si nos dominan o dominamos? Si hablamos de las premisas biológicas - eso depende de nuestro potencial de rango. El potencial de rango es una característica innata del individuo que le permite (o no), en existencia de otras condiciones, a ocupar una u otra fila en la jerarquía de grupo. Este potencial depende de muchos factores, entre los cuales es muy importante, especialmente en los animales inferiores, la fuerza física, que nunca es inútil durante la lucha; en los animales más o menos altamente organizados al primer plano salen los rasgos de comportamiento que permiten vencer a los adversarios, por decirlo así, mentalmente. Pero a menudo este potencial esta directamente designado sobre el cuerpo del individuo por un signo convencional a que otros miembros del grupo pueden orientarse y no empezar la lucha probablemente absurda si el rango de su adversario es mas alto. Por ejemplo, en las avispas él es mostrado por la cantidad de las franjas, en los gallos - por la altura del peine, en los ciervos - por la dimensión y la cantidad de puntos en los cuernos.
¿Tienen los seres humanos tal signo? Resulta que tienen, aunque solamente los hombres. Es el miembro viril, o más exacto - su dimensión. Es verdad que para los seres humanos este signo no tiene aquella fuerza, sin exageración absoluta, que él tiene para las avispas y los gallos, pero en condiciones iguales él es completamente significativo. Y en la esfera de las relaciones sexuales su importancia es completamente clara, y esto es muy ejemplar para nuestro tema.
La importancia de la dimensión del miembro se confirma también por la observación de los primados y los datos históricos que indican que el falo siempre fue no tanto un signo de la potencia sexual cuanto un signo del poder. Ya en los dibujos de la edad de piedra los hombres de rango social más alto fueron representados con falos más grandes. Muchos pueblos tuvieron cultos fálicos que dotaban un falo grande con distintos recursos sobrenaturales.
Pero en nuestro tiempo los temas fálicos también son unos de los más discutidos y interesan mucho a la gente (este interés llega a ser francamente insano); el respeto a un falo grande y el irrespeto a un falo pequeño se observa en todas las culturas y en todos los tiempos, ahora tambien esto se conserva por completo. Entre los pacientes de las clínicas que practican operaciones de aumento del miembro, hay muchos businessmen cuya preocupación máxima es que la apariencia de su miembro "sea más respetable" - porque las transacciones se hacen a menudo en las casas de bano, donde la seriedad del aspecto exterior a menudo influye el éxito de la transacción, y la seriedad del aspecto es ligada en mucho a toda la serie de señales de un rango alto, a los cuales por supuesto pertenece la dimensión del falo. Los bailadores de ballet tienen problemas análogos, aunque para ellos esto es mas fácil - ellos simplemente ponen algodón donde es necesario. Es un poco no serio, e incluso indecente presentar al público honorable algo pequeño en este lugar. Y si el hombre confiesa que su falo es de pequeño calibre, arriesga, dependiendo de la cultura de los que lo rodean, merecer desde una apretada sonrisa confusa hasta risilla abierta. Una persona educada no dará a entender, pero tendrá sentimientos parecidos. Aunque, por que? Uno puede, por supuesto, llamar todo eso prejuicios insignificantes, pero los etologos saben bien que así llamados "prejuicios" casi siempre tienen bajo sí una base instintiva. Especialmente los prejuicios que son prácticamente iguales en todo el mundo. Los pueblos absolutamente diferentes pueden tener prejuicios semejantes solamente en caso si tienen una base genética común; en este caso - reacción instintiva a la dimensión del falo como al signo del potencial de rango. Muy cerca a nuestro tema se incorpora, aunque ya sobresale sus limites, la cuestión de la aureola de vergüenza y humillación que acompaña las relaciones sexuales. La causa de todo eso son los vínculos estrechos de la esfera sexual de la vida de los seres humanos y la jerarquía instintiva, sobre la cual yo escribía.
En realidad el hecho mismo de una dispersión enorme de dimensiones que puede ser sextupla-octupla para los falos completamente funcionales (de menos de 5 hasta más de 30 cm (aquí y más allá son las dimensiones de los falos eregidos)), indica que esta dimensión lleva un papel de bioseñales muy importante. Especialmente teniendo en cuenta que las dimensiones de otros órganos varían aproximadamente solo dos veces, y no hay ninguna necesidad fisiologica de tal variedad de falos. Por fuerza de ésto no hay duda que la dimensión del falo sea un signo instintivamente significativo, la reacción al cual en la mayoría de las veces es inconsciente, por eso es necesario acoger las declaraciones directas de los respondentes sobre la importancia o la insignificancia para ellos de las dimensiones del falo bastante críticamente.
Aunque la reacción instintiva se realiza respecto al volumen del falo, y hablando de la dimensión del falo, sobreentendemos el primero, sin embargo en vista de la complicidad de la medición del volumen más allá operaremos a veces con su longitud como el índice de su "grandeza". Aunque nos daremos cuenta de que el volumen del falo solo correlaciona con su longitud (mira el diagrama más abajo), pero esta dependencia no es obligatoria.
Psicoanálisis Lacaniano
El falo ocupa un lugar primordial en la teoría psicoanalítica lacaniana en referencia al complejo de Edipo. La distinción tajante que el término "falo" implica, se debe a que interés del psicoanálisis no es el pene como realidad biológica, sino el papel que la representación de este órgano juega en la fantasía, y como significante de la diferencia sexual y de "la falta". El falo es un significante particularmente importante, en tanto opera en cada una de los tres registros: el simbólico, el imaginario y el real, donde constituye el anclaje de la cadena de significantes, al inaugurar el proceso mismo de significación.
En el discurso inconsciente, el varón está posicionado como tal en tanto son vistos como teniendo el falo, mientras que las mujeres, quienes, a la vez que no poseen el falo, son falo. El falo simbólico es el concepto de ser "hombre" de manera categórica, total. Cabe en este punto recordar que estas propuestas lacanainas son una teorización acerca del discurso subjetivo, no un concepto de valoración sobre los sexos en tanto realidades objetivas.
Para la psiquis el "falo" no solo es el pene o lo que tenga forma de pene. El falo es símbolo de poder para la teoría psicoanalítica. Lo que "completa" supuestamente a un ser "incompleto". De allí la fascinación que ciertas personas, objetos o palabras puedan tener en el registro "imaginario" de la mente.
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