- ¿Prozac o placebo?

Durante la última década, los psiquiatras y los medios informativos han contado maravillas del Prozac y del resto de los medicamentos que pertenecen a una generación de antidepresivos conocidos como inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (SSRI, en sus siglas en inglés). Ahora, sin embargo,un informe del Departamento de Salud y de Servicios Humanos de Estados Unidos acaba de confirmar lo que ha sido desde hace mucho tiempo un secreto a voces para los investigadores de enfermedades mentales: que los SSRI no son más eficaces en el tratamiento de la depresión que otras clases de medicamentos más antiguos, como los antidepresivos tricíclicos.



Escondida entre las páginas de este informe hay una historia más amplia e inquietante. A lo largo de los últimos 100 años, mientras los científicos adquirían información cada vez más detallada sobre el cerebro valiéndose de tecnologías cada vez más potentes, en la práctica no se han producido verdaderos avances en el tratamiento de la depresión y de otros trastornos mentales comunes. Desde el psicoanálisis hasta el uso del Prozac, todos los tratamientos que se han ofrecido hasta la fecha son similares en cuanto a su eficacia, o falta de lla. Aproximadamente, dos tercios de todos los pacientes que son sometidos a algún tipo de tratamiento contra la depresión presentan cierta mejoría. Por otro lado, al menos la mitad de quienes nunca reciben tratamiento mejora de todos modos.

La terapia más común durante la primera mitad del siglo era la curación con palabras, popularizada por Freud. Ahora hay cientos de métodos de curación con palabras, desde la interpretación de los sueños propuesta por Jung hasta la terapia cognitiva del comportamiento. Si bien cada uno de estos métodos siempre ha sido pregonado como un avance en relación con los anteriores, existen pruebas científicas de que todos los tipos de psicoterapia son esencialmente iguales.

La llegada en los años cincuenta de ciertos fármacos como los antidepresivos tricíclicos se interpretó como un enorme avance con respecto a la psicoterapia en el tratamiento de la depresión. De hecho, varios estudios sostienen que los antidepresivos y la psicoterapia producen más o menos los mismos resultados. Elmencionado informe, en el que se resumen muchos estudios, llega a la conclusión de que alrededor del 50% de los pacientes con depresión severa mejora al tomar medicamentos, en comparación con el 32% de los que han tomado un placebo. Pero incluso este resultado, que según parece confirma la ventaja que supone tomar fármacos, podría ser engañoso, según algunos investigadores, como Roger Greenberg, del Centro de Ciencia de la Salud de la Universidad Estatal de Nueva York, en Siracusa (EEUU).

Los ensayos clínicos se llevan a cabo, al menos en teoría, de tal manera que ni los sujetos ni los investigadores saben a quién se administra el fármaco o un placebo (ensayos doble-ciego). Sin embargo, ya que todos los medicamentos psicotrópicos producen efectos secundarios, como sequedad de boca, estreñimiento y disfunciones sexuales, tanto los pacientes como los
investigadores acaban descubriendo quién recibe el medicamento, según Greenberg. Cuando un paciente se da cuenta de que está tomando el fármaco, el efecto placebo se intensifica, sobre todo si ha leído libros y artículos en los que se elogia el producto.

Al menos un destacado psiquiatra, Walter Brown, de la Universidad de Brown, EEUU, ha propuesto que se utilicen placebos como tratamiento inicial para pacientes con depresiones leves o moderadas. En realidad, los médicos podrían decirle a los pacientes lo siguiente antes de administrar el fármaco: Estos comprimidos no tienen ingredientes activos, pero algunos estudios han descubierto que surten efecto en muchos casos». Brown sostiene que existen pruebas de que los pacientes suelen responder bien al placebo, aun cuando escuchan esta explicación antes de tomarlos.

En un reciente estudio de la Universidad de Duke se ha destacado un remedio probado desde hace mucho más tiempo. Un equipo de investigadores examinó a 87 pacientes de edad avanzada que sufrían depresión, de los cuales, aproximadamente, la mitad estaba sometido a tratamientos de psicoterapia, de antidepresivos o de una combinación de ambos. El factor más directamente
relacionado con la mejora del estado del paciente no era ninguno de estos costosos tratamientos, sino su grado de religiosidad.

El psiquiatra Jerome Frank nos advirtió en su libro Persuasion and Healing, ya un clásico, que el efecto placebo podría ser el principal factor de todos los remedios psiquiátricos. Las últimas investigaciones confirman los descubrimientos de Frank: los psiquiatras, los psicólogos y otros sanadores científicos, en realidad se aprovechan del poder de la fe de los seres humanos,
al igual que lo hacen los chamanes y los hechiceros.

John Horgan
New York Times

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Nicolás Maquiavelo:

Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos. En general los hombres juzgan más por los ojos que por la inteligencia, pues todos pueden ver pero pocos comprenden lo que ven.

1948 - George Orwell


Se trata de esto: el Partido quiere tener el poder por amor al poder mismo. No nos interesa el bienestar de los demás; sólo nos interesa el poder. No la riqueza ni el lujo, ni la longevidad ni la felicidad; sólo el poder, el poder puro. Ahora comprenderás lo que significa el poder puro. Somos diferentes de todas las oligarquías del pasado porque sabemos lo que estamos haciendo.

Todos los demás, incluso los que se parecían a nosotros, eran cobardes o hipócritas. Los nazis alemanes y los comunistas rusos se acercaban mucho a nosotros por sus métodos, pero nunca tuvieron el valor de reconocer sus propios motivos. Pretendían, y quizá lo creían sinceramente, que se habían apoderado de los mandos contra su voluntad y para un tiempo limitado y que a la vuelta de la esquina, como quien dice, había un paraíso donde todos los seres humanos serían libres e iguales.

Nosotros no somos así. Sabemos que nadie se apodera del mando con la intención de dejarlo. El poder no es un medio, sino un fin en sí mismo. No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para establecer una dictadura. El objeto de la persecución no es más que la persecución misma. La tortura sólo tiene como finalidad la misma tortura. Y el objeto del poder no es más que el poder. ¿Empiezas a entenderme?