En la Antigüedad grecorromana, los filósofos ya intentaban explicar el origen de las creencias. Lucrecio en De natura rerum, emite la hipótesis de que los hombres inventaron a los dioses para explicar las maravillas y los misterios de la naturaleza: para explicar lo que no controlaban. Critias pensaba que la religión (y el temor a los dioses) se había inventado para imponer a cada uno el respeto a la sociedad: disciplina, moral, sentido el bien y del mal. Los antropólogos, psicólogos y sociólogos mantienen para la mayoría estas dos explicaciones.
Hasta el siglo XX, la perspectiva dominante sobre el origen de la experiencia religiosa la sitúa en el sentimiento de espanto o miedo ante lo desconocido o aquello que escapa a una explicación racional. Este punto de vista se hizo famoso por los trabajos de Rudolf Otto. Más tarde, Mircea Eliade propone el término de hierofanía como percepción de lo sagrado, en donde el impulso o sentimiento religioso está caracterizado por un sentimiento de insuficiencia ante la explicación de la realidad que ofrecen los sentidos y la razón humanas19 . La idea de hierofanía que propone Eliade asienta una oposición entre lo sagrado y lo profano que desplaza la anterior entre razón y miedo irracional. Este enfoque será el germen de un nuevo tratamiento en los estudios sobre la religión, y posibilitará su expansión en las principales universidades de Europa y Estados Unidos.
En las religiones más antiguas, algunos miembros de sociedades de cazadores-recolectores o agricolas se aislaban, en un estado de privación sensorial para favorecer la aparición de visiones y sueños místicos. A menudo diversos metodos o productos alucinógenos eran empleados, como activadores de estos procesos. Estas prácticas aún existen en las diversas formas del chamanismo. Del mismo modo, inciensos y plantas especiales como el opio y el cornezuelo del centeno, con propiedades alucinógenas, se desarrollaron en los oráculos de Grecia, Egipto y Roma. Esta utilización de sustancias externas podemos encontrarla en la historia en el orígen de muchas de las grandes religiones; como por ejemplo ocurre con los primeros desarrollos visionarios de los pueblos indoeuropeos hace más de 10.000 años y que posteriormente se asentarían en el valle del Indo hace más de 4.000 años.
En el pensamiento mágico, base de la magia y la religión, se toman como postulados válidos ciertas creencias fuertemente arraigadas en el pasado, y sobre éstas se construye un mundo "racional", siguiendo unas pautas lógicas y pseudocientíficas. De este modo, una persona que no haya tamizado previamente dicha ramificación de ideas o pensamientos, hasta encontrar sus bases más fundamentales, le puede parecer a simple vista que dichos pensamientos tienen un orden científico con fundamento y hasta cierto punto con consistencia formal. Relacionado con el pensamiento, un prejuicio cognitivo, del inglés Cognitive bias, predisposiciones cognitivas, es una distorsión, distorsión cognitiva, en el modo en el que los humanos percibimos la realidad.
En su evolución histórica, algunas religiones se irán sofisticando para observar nociones de pureza de cuerpo y espíritu que irán desterrando la alteración de la psique mediante sustancias externas. Las sustituirán los rituales, oraciones, y técnicas contemplativas, que se convertirán quizá, en los facilitadores de la experiencia religiosa. Esta evolución, unida al triunfo o colapso de las diferentes civilizaciones que las acogen, y a la presión del medio social en el que se desenvuelven , explicarán en buena medida el futuro de las distintas religiones.
Religión (del latín religio: cuidado, en el sentido de prácticas de culto) a veces usada como sinónimo de fe o sistema de creencias, se define comúnmente como creencia. Abarca lo que concierne a la relación del hombre con lo sacro, lo divino o con una realidad trascendente. Incluye también a cualquiera de los sistemas doctrinales comunitarios compuestos de creencias o dogmas y de prácticas rituales y morales en los cuales la relación antedicha, tiende a organizarse. El término designa también por generalización todo sentimiento religioso de piedad o toda creencia espiritual, incluso poco organizada. Se llama religión natural a aquella doctrina que se basa en la razón.
Experiencias místicas. La luz, contrapuesta a la oscuridad, es un símbolo común a muchas religiones. En las principales religiones encontramos lo que se suelen llamar experiencias místicas o trascendentes como una base fundacional de la experiencia religiosa. La mística se refiere a conseguir de manera experiencial la identidad, comunión o consciencia plena de la última realidad que presentan las religiones; ya sea una verdad, un estado de consciencia, o una o varias deidades. Las experiencias místicas no se atienen al razonamiento lógico y la comprensión intelectual. A un seguidor religioso que esté desarrollando esta faceta de su religión se le llama místico. En la mística por tanto prima la introspección respecto a la extroversión, y en ella se establece una relación de carácter más directo y personal entre el individuo y su religión. Históricamente en algunas religiones determinadas, la mística es la primera fuente de autoridad en las diversas interpretaciones. En las principales religiones se suelen distinguir escuelas, tradiciones o movimientos místicos.
Aunque en principio la mayoría de religiones son doctrinalmente facilitadoras de estas experiencias místicas, también a menudo las organizaciones religiosas no las han tolerado, considerándolas un contrapoder a la hora de interpretar los significados religiosos en sociedad. En el Catolicismo, la Inquisición persiguió diferentes variantes del misticismo clasificándolas como herejías. En el Islam, el sufismo ha experimentado dificultades tras la gran Reforma. El clero del budismo tibetano o japonés arrinconó doctrinalmente algunos enfoques contemplativos que no eran de su agrado debido a sus consecuencias sociales.
Wikipedia
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