Con la complicidad o la negligencia de los jueces de familia armaron miles de denuncias de abuso sexual y violencia que resultaron falsas en su enorme mayoría. Presuntamente un, reconocido psicólogo, docente en la UBA y pionero en el tema violencia de género, el 23-7-2008, fue apresado bajo la acusación de liderar una banda dedicada a reclutar adolescentes para llevarlos a fiestas sexuales y filmarlos. Gran conmoción provoca descubrir que un prestigioso psicólogo especializado en violencia familiar y abuso estuviera relacionado con una banda de pedófilos.
Escuchamos las declaraciones de colegas, expertos en el tema consternados por lo sucedido. Nos preguntamos ¿cómo nadie reconoció o sospechó algo teniendo en cuenta que el ambiente en el que se movía era de excelencia académica? Se relaciona con el poder que nada hace, sólo justificar su inercia. La realidad es que se presenta un delicado tema: la existencia de las víctimas de la corrupción. Pienso en los jueces, el Cuerpo Médico Forense, el Consejo de la Magistratura en fin el Poder Judicial. De ser cierto, lo ocurrido es condenable, horroroso pero también es una actitud perversa que estos anonadados especialistas, como el Poder Judicial ignoren las víctimas.
Justamente para quienes poseemos una formación psicoanalítica (freudiana) no es de extrañar estas “actividades”, que se permiten en un sistema de poder que las encubre, disimula y protege. Si bien no es patrimonio de la sociedad Argentina, esta hipócrita simulación se trasladaría desde los poderes gubernamentales, entendida en su sentido más amplio de formas de vida, hábitos y creencias. Buena prueba de esto es que los responsables del Poder Judicial estarían alejados del dominio sobre lo moral y lo ético, que se ha diseminado a través de “prácticas” diversas que se inspiran en lo irregular. Y si tuviéramos que sintetizar todo este conjunto de logros irregulares, podríamos decir que el poder judicial da cuenta de la densidad corrupta, al mismo tiempo que contribuye a incrementarla. Ésta suma de condiciones históricas, afianzan el disimulo y el encubrimiento por su entrelazado a vínculos corporativos e institucionales para proteger corporativamente a los corruptos.
Es de considerar que el Poder Judicial promueve la corrupción y la incompetencia. Sería ingenuo no tener en cuenta que los “juegos” corporativos, influencias, encubrimientos, de quienes están en el poder, sean utilizados incluso para la desaparición de personas, la vejación, la discriminación, la tortura como desarrollo fundamentado centralmente en la psicopatología donde se evidencia la complejidad de las identificaciones y las transferencias que se trasladan a través de la infancia, pubertad, juventud y madurez que poseen en esencia la matriz de frustraciones y deseos de sus primeros años. Matriz, que permanecerá invariable en el carácter y la personalidad que trasladará a todo hecho, circunstancia, objetos y personas posteriores. Los inevitables fenómenos de la transferencia y la identificación en los ámbitos donde interactúan personas, hacen manifiesta la ambivalencia y en ese juego de relaciones se potencian lo agradable y lo desagradable que nos presenta el otro. La corrupción judicial se da de varias maneras, pero siempre existe cuando un funcionario judicial realiza una conducta que violenta la imparcialidad en un proceso con el fin de obtener un beneficio ilegítimo para sí o para otros, incluidas las partes. Pero no abarca solamente el pago indebido, sino también actuaciones de diversa índole que violentan la imparcialidad en la administración de justicia.
El “juego” de los intereses inclina al imputado a recurrir a todo método que lo libere de los cargos sin importar el ajustarse a una honesta metodología a lo que tiene legal derecho, debiéndose confiar en que los integrantes del Poder Judicial garantizarán el correspondiente ejercicio del derecho, pero ésta metodología utilizada por el Poder Judicial y la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en razón de ser el Cuerpo Médico Forense su dependiente permitiría en su Cuerpo Médico Forense:
a) La actuación “normal”, del peor genocida europeo después de la segunda guerra mundial como el psiquiatra serbiobosnio que durante 12 años consiguió burlar, hasta el 21-7-2008, a todos los servicios secretos del mundo que buscaban capturarlo, aplicando en su “actuación” la patología que desarrolló, junto a su profesión de psiquiatra, cuando llegó con todo su complejo de paisano montenegrino a estudiar medicina a Sarajevo: simular lo que no era, hasta la perfección. Éste psiquiatra, especializado en paranoia, neurosis y depresión, instaló su Partido Democrático Serbio en el hotel Holiday Inn, que iba a bombardear hasta su destrucción durante el sitio a Sarajevo. Los otros blancos de sus misiles fueron la biblioteca y él hospital, donde el conocía a todos y había trabajado como médico. Todas estas características psicóticas lo persiguieron durante su anónima vida de fugitivo.
b) La actuación “normal” del psicólogo, docente en la UBA y pionero en el tema violencia de género que, el 23-7-2008, fue apresado bajo la acusación de, presuntamente, liderar una banda dedicada a reclutar adolescentes para llevarlos a fiestas sexuales y filmarlos siendo un encumbrado conferencista internacional, una de las 62 personalidades convocadas para redactar el último proyecto contra la violencia familiar que aún no se trató, sus trabajos en el actual Ministerio de Justicia, llegando a capacitar jueces y personal judicial que nos obliga a considerar que el Poder judicial haría todo lo posible para quebrantar la vigencia del Estado de Derecho.
La Corporación Política en el Poder Publico, que se titula como representante de la ciudadanía para la aplicación del derecho en realidad lo desnaturalizan por la forma abstracta y corrupta de entender la idea jurídica en las instituciones que viene desde lejos. Desnaturalización de las resoluciones básicamente fundamentadas en sofismas inventados por los magistrados corruptos y perezosos. Resoluciones huecas y aparentes que toman argumentos desencajados y de donde pueden, en un contagioso formalismo no extraño en esta laceria, que padecemos las ciudadanas y ciudadanos.
Poder judicial que engendra un mal detrás de otro, generado por los magistrados “apóstoles” de esta metodología corrupta que inmoviliza el derecho, hipócritas disfrazados que se inspiran por el progresismo como poseedores de ideas modernas pero en calidad de enfermizos que con sus influencias bastardeán el concepto del derecho.
...fueron agentes multiplicadores que generaron la mayor parte de los servicios de violencia y abuso sexual en Cáp. Federal, interior y Uruguay". Además son empleados en juzgados de Familia, defensorías y Cuerpo Médico Forense.
Es mi punto de vista aunque genere rechazo, que en el terreno de la personalidad, compartir tareas, encontrarse en los eventos académicos como parte de la vida social de los profesionales, es esencial estar mirando para pesquisar por donde anda el Inconsciente, por donde el deseo y deducir qué patología predomina en el compañero/a.
Es hacer semiología, siempre. Abuso sexual y Cultura Patriarcal es la adecuada relación, en esta “cómoda” civilización del varón. Relación esencial para mantener la omnipotencia del real ejercicio del poder; del varón. Un padre, producto de la educación de la civilización del varón, colocado en el status de referente; es caer en la trampa del abusador. Horror, impotencia, dolor, malestar, bronca, frente a conductas violadoras asignadas, es una percepción que no convendría abandonar frente a lo real. El varón, dueño de la civilización “ingeniosamente” jugará el papel que le permitirá salvar la situación.
En este contexto, es un instrumento político de dominación ejercida a través de las instituciones del Estado y su eficacia es más importante que el horror que produce. Es absolutamente real que existe pleno consenso social de ocultamiento y tolerancia ligado a una estructura de representaciones desvalorizantes para ejercer normalmente el abuso sexual. Es una estrategia de poder imprescindible en un sistema gubernamental y no un arcaísmo bárbaro, todo lo contrario, es una práctica rutinaria del sistema como condición de su funcionamiento.
La irresoluble perversión no sublimada y la ambigüedad sexual del varón que posee la decisión final en éste esquema, donde el macho sigue siendo la ley, debe alertar sobre la efectiva Coordinación de Programas que puedan tener en cuenta a las victimas de la violencia familiar, combatir la explotación sexual que padecen niños, niñas, adolescentes y de la atención de mujeres violadas que respondan a una real y honesta política de Estado.
No se pretende emitir un juicio de valor, sólo describir desde mi punto de vista.
5-8-2008
Buenos Aires,
Argentina
Ing. Osvaldo V. Buscaya
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