- Cómo no nos dimos cuenta?

En estos días varias fueron las sensaciones que nos acompañaron, ninguna de ellas fue grata. El impacto que produjo en la comunidad psi el descubrimiento de la probable ''doble personalidad'' del Lic. Jorge Corsi nos llevó a vivir en carne propia lo que viven muchas familias al descubrir que conviven con el enemigo, que confiaron en el asesino, que le entregaron lo más valioso que tenían al más peligroso.



Conocí a Jorge Corsi compartiendo un panel sobre el tema de Derechos Humanos de las Mujeres en La Plata. Estaba sentado a mi derecha y me hizo un chiste cuando yo señalé que estábamos en manos de un Consejo Nacional de la Mujer cuya directora, lejos de ser una feminista, era una mujer de la Iglesia que había iniciado su gestión poniendo una figura de la Virgen en su escritorio.

No volví a verlo pero lo leí con la naturalidad con que se leen los textos de las personas calificadas. Jorge Corsi era un referente ineludible a la hora de pensar en las ''violencias''.

Lo mencioné enfáticamente en mis espacios de opinión en los medios, cuando con dolor comprobamos que lo que temíamos de la nueva gestión en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires era verdad: el Macrismo arrasaba con los logros alcanzados en materia de género. El Observatorio de Violencia, que estaba haciendo un trabajo de excelencia con organizaciones sociales y con estadísticas serias, se desarmó sin más explicación que el chiquitaje propio de la política. Y fuimos Mariana Carbajal, Luciana Peker y yo quienes levantamos la voz, sin que por eso Macri perdiera el sueño. Claro que no lo hicimos por Corsi sino por las ideas.

El monstruo es la persona, no las ideas que llevaba adelante en la vida en la que era un respetable profesional. Aparentemente hay, hubo, habría, otra vida, oscura, siniestra, donde como en los cuentos de terror ''alguien mata para escribir mejor acerca de los asesinatos''.

Hablaba de la violencia que ejercía, señalaba las violencias que ejecutaba, dañaba de noche allí donde decía que debía prevenirse el delito, de día. Abuso, corrupción de menores, red de pedofilia y vaya a saber qué otras cosas iran apareciendo. Ya sabemos que cuando se enciende la luz en un cuarto oscuro no podemos dejar de mirar…y ver.

Las y los psicologxs que trabajaron, se formaron, convivieron académicamente con él, no dejan de preguntarse ¿cómo no nos dimos cuenta? ¿Cómo sostener que somos los expertos en un peritaje si no nos damos cuenta que en la misma mesa hay un perverso pedófilo?¿Cómo convencer a las personas que no somos tontxs si así nos sentimos, estafadxs, engañadxs, tontxs? ¿Cómo pelear un juicio donde hay que demostrar que un fulano es lo que dice la víctima y no lo que sostiene el victimario?

Porque no somos profesionales de tiempo completo. Así como el médico no está mirando el iris ni tomándole el pulso a los amigos, ni el arquitecto hace mediciones en la casa de la vecina a la que le fue a pedir aceite, los profesionales de la salud mental ponemos en acto las herramientas, los instrumentos de trabajo…cuando trabajamos.

Ser colega, compartir la tarea, encontrarse en los eventos académicos es parte de la vida social de los profesionales, no nos estamos mirando para pesquisar por donde anda el Inconsciente, por donde el deseo, qué patología vuelve-envuelve al compañero/a.

Digo esto en un tono ligero, para aliviar la angustia, pero la verdad es ésta. Al leer un expediente que requiere la opinión de un profesional, ése profesional no tiene la misma actitud que cuando se apoltrona en su sillón preferido a leer la novela que lo estaba esperando.

La disociación profesional tiene que ver con eso y eso justamente es lo que avala que no atendamos al propio hijo cuando se deprime, sino que le demos un abrazo, un café con leche con su torta preferida y el teléfono de otro/a terapeuta. Y por otro lado, lo descripto por el propio Corsi y por tantísimos estudiosxs, lo inasible, mentiroso, encubridor de este nefasto personaje que es el abusador. La peor de las violencias en el mas suave y tranquilo de los rostros. Cuanto más fácil sería que l@s mal@s tengan como en las malas películas, caras de mal@s.

Nada mas contundente entonces que la denuncia de la víctima. Sostengo mas que nunca que debe invertirse la carga de la prueba. Cuando un/a niño/a denuncia, el denunciado es culpable hasta que demuestre lo contrario.

Que Corsi sea un psicólogo reconocido, no modifica en un ápice la idea. (El cura) Julio César Grassi, (monseñor) Edgardo Storni y tantos hombres de la Iglesia, los maestros, y por que no, los psicólogos, deberán demostrar que son inocentes si un solo niño los señala y dice que ha sido abusado.

No le temo a la caza de bruj@s que APADESHI vaticina. Sé que los niños no mienten…y los adultos sí. Tanto que pueden engañar incluso a los que más saben.

Esta historia…recién empieza! Alguien pidió que se retiren sus libros de las bibliotecas, otros pedirán que se revean todas las sentencias en las que Corsi intervino, habrá quienes intenten desarticular, sin inocencia, el cuerpo teórico que él ayudo a construir.

Estaremos de pie, sosteniendo lo que sosteníamos. No me arrepiento de haberlo invitado a mi programa, sigo acordando con lo que escribió y pensó. Si abusò de los chicos de la peor manera, todxs y cada unx de nosotrxs pagará la consecuencias por el descrédito en el que nos hunde y que muchos sabrán aprovechar.

El Patriarcado es un monstruo que no descansa nunca. Y Corsi lo sabía.

Liliana Hendel

Lic. en Psicología y periodista.
Artemisa Noticias/www.lilianahendel.com.ar

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Nicolás Maquiavelo:

Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos. En general los hombres juzgan más por los ojos que por la inteligencia, pues todos pueden ver pero pocos comprenden lo que ven.

1948 - George Orwell


Se trata de esto: el Partido quiere tener el poder por amor al poder mismo. No nos interesa el bienestar de los demás; sólo nos interesa el poder. No la riqueza ni el lujo, ni la longevidad ni la felicidad; sólo el poder, el poder puro. Ahora comprenderás lo que significa el poder puro. Somos diferentes de todas las oligarquías del pasado porque sabemos lo que estamos haciendo.

Todos los demás, incluso los que se parecían a nosotros, eran cobardes o hipócritas. Los nazis alemanes y los comunistas rusos se acercaban mucho a nosotros por sus métodos, pero nunca tuvieron el valor de reconocer sus propios motivos. Pretendían, y quizá lo creían sinceramente, que se habían apoderado de los mandos contra su voluntad y para un tiempo limitado y que a la vuelta de la esquina, como quien dice, había un paraíso donde todos los seres humanos serían libres e iguales.

Nosotros no somos así. Sabemos que nadie se apodera del mando con la intención de dejarlo. El poder no es un medio, sino un fin en sí mismo. No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para establecer una dictadura. El objeto de la persecución no es más que la persecución misma. La tortura sólo tiene como finalidad la misma tortura. Y el objeto del poder no es más que el poder. ¿Empiezas a entenderme?