- No puedo saber qué está pensando

No puedo saber qué está pensando el desconocido que me acompaña en el subte. Pero podría averiguarlo, al menos en parte, si lograra intimar con él. En efecto, averiguaría qué le interesa y le tiraría de la lengua. Al fin y al cabo, se dice que la lengua es el espejo del alma. Al menos, esto es lo que sostiene Noam Chomsky, y es presumiblemente una de las creencias que lo indujo a hacer lingüística: escuchar a la gente para leer su mente.



Pero ya sabemos que el habla no es muy fidedigna. Ante todo, el hablante, aun si es sincero, no lo dice todo. Siempre guarda algo, ya porque quiere mantenerlo secreto, ya porque no le parece pertinente aunque de hecho lo sea, ya por modestia. Segundo, su interlocutor suele interpretar mal lo que oye, ya porque tomó una palabra por otra, ya porque no comparte lo que hace falta saber para entender cabalmente. Si esto nos pasa a diario con miembros de nuestra familia y con viejos amigos, ¿por qué no ha de suceder, aun con mayor frecuencia, con desconocidos?

Mario Bunge (Fragmento)

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Nicolás Maquiavelo:

Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos. En general los hombres juzgan más por los ojos que por la inteligencia, pues todos pueden ver pero pocos comprenden lo que ven.

1948 - George Orwell


Se trata de esto: el Partido quiere tener el poder por amor al poder mismo. No nos interesa el bienestar de los demás; sólo nos interesa el poder. No la riqueza ni el lujo, ni la longevidad ni la felicidad; sólo el poder, el poder puro. Ahora comprenderás lo que significa el poder puro. Somos diferentes de todas las oligarquías del pasado porque sabemos lo que estamos haciendo.

Todos los demás, incluso los que se parecían a nosotros, eran cobardes o hipócritas. Los nazis alemanes y los comunistas rusos se acercaban mucho a nosotros por sus métodos, pero nunca tuvieron el valor de reconocer sus propios motivos. Pretendían, y quizá lo creían sinceramente, que se habían apoderado de los mandos contra su voluntad y para un tiempo limitado y que a la vuelta de la esquina, como quien dice, había un paraíso donde todos los seres humanos serían libres e iguales.

Nosotros no somos así. Sabemos que nadie se apodera del mando con la intención de dejarlo. El poder no es un medio, sino un fin en sí mismo. No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para establecer una dictadura. El objeto de la persecución no es más que la persecución misma. La tortura sólo tiene como finalidad la misma tortura. Y el objeto del poder no es más que el poder. ¿Empiezas a entenderme?