Como un abogado, un economista jefe anterior en McKinsey y el Co, y ahora periodista investigador que ha pasado 10 años que investigaban la corrupción y la injusticia en 50 países, James S Henry trae una anchura inusual de la experiencia a esta crítica devastadora de la economía global. Sobre 400 páginas de información denso-llena (corregida a veces mal, como si sea propulsado por su propio ímpetu indignado), él expone cómo, entre 1970 y 2003, sobre tres trillón dólares prestados a los países en vías de desarrollo por los primeros bancos mundiales y gobiernos desapareció, yéndose “poco a la demostración… excepto los proyectos gigantes del elefante blanco, la corrupción extensa y las élites privadas que habían aprendido esconder mucha de su parte posterior líquida de la abundancia en el primer mundo”.
Los “elefantes blancos” que ese Henry se refiere eran los proyectos gigantescos de la ayuda de los años 70 y de los años 80 - las presas, las centrales nucleares y las carreteras, por ejemplo - que fueron típicamente horriblemente sobre-presupuesto e implicaron la corrupción extensa y la destrucción ambiental. Antes de fin de vigésimo siglo, 45.000 presas habían sido construidas en el mundo el convertirse, cálculo del coste un total de dos trillón dólares y desplazamiento hasta 50 millones de personas de. Los proyectos no pudieron a menudo trabajar adecuadamente - un problema que afligía una gran cantidad de las presas y los proyectos nucleares - y en algunos casos incluso no fueron construidos en absoluto. Henry repite una historia popular oída en muchos países, que subraya cómo la corrupción llegó a ser particularmente de tentación cuando los proyectos implicaron mil millones de dólares:
“Visitas oficiales su amigo, funcionario de otro país, que tiene un estado impresionante, coches de lujo, y una colección de potros de polo. “Confidencial, cómo usted consiguió tan rico?” el primer funcionario pide. “Le demostraré”, digo el segundo. Él lleva a su amigo en una impulsión a una presa enorme. ¿“Vea ese proyecto? Cincuenta por ciento” más adelante, el segundo visitaban el primer, que tenía un estado aún más impresionante. “Confidencial, cómo usted consiguió tan rico?” el segundo pide. “Le demostraré”, digo el primer. Llevan una impulsión un río en donde una presa importante fue supuesta para haber sido construida. “Usted ve esa presa?” el primer funcionario dice, señalando al río totalmente sin obstáculo. El “ciento por ciento”.
Para el final de los años 80, los países del mundo el convertirse fueron ensillados con una deuda perceptiblemente mayor que la de 20 años antes. Henry observa que la situación no fue ayudada swingeing corta adentro los presupuestos de la ayuda que seguían el final de la guerra fría, pues el oeste creció inmediatamente más egoísta. No era hasta 1992, sin embargo, cuando los expertos del desarrollo en el banco mundial y el Fondo Monetario Internacional subieron con el consenso de Washington, que una nueva agenda para el comercio y la ayuda globales fue establecida que era lisiar las economías del mundo el convertirse más a fondo que los “elefantes blancos” de décadas anteriores. Era esta agenda del “libre cambio” y de la “neo-liberalización” que finalmente comenzó a despertar la indignación en las partes del primer mundo, dibujando centenares de millares de protestors y de paladines dentro de la “anti-globalización” movimiento, cuyos esfuerzos son observados aprobado por Henry, aunque él siente que mucho de él “ha repartido en generalidades, careciendo los detalles investigadores sangrientos requeridos conducir el hogar de la crítica”.
Sin embargo, las demandas dominantes del consenso de Washington - excepto si está visto de la perspectiva del protestor joven o el periodista investigador sazonado - se reconocen fácilmente como nuevo y particularmente una manifestación grotesca del imperialismo occidental, centrados en las demandas para la privatización rápida de las empresas de estado, acompañada por una abertura igualmente rápida de los mercados de capitales al capital extranjero, el retiro inmediato de los mantenimientos de precios, los subsidios y las restricciones agrícolas en las importaciones, una relajación de las leyes de salario mínimo y de las derechas del sindicato, y una reducción aguda en presupuestos de gobierno -, por supuesto, para los pagos de interés en deuda exterior.
El resultado de éstos reforma - en el mejor de los casos poco aconsejable y en peor de los casos simplemente brutal - es que los primeros bancos mundiales, compañías y los gobiernos han fomentado la subida “de una nueva, muy eficiente red de actividades bancarias global del asilo”, que ha facilitado “fuga de capitales, lavar planchar de dinero, estafas de la privatización, y la corrupción en una escala sin precedente”. Henry precisa que los mercados de capitales de los países en vías de desarrollo fueron abiertos muy deliberadamente a los guardianes del capital extranjero “independientemente de si había leyes de seguridad adecuadas, de las regulaciones del banco o del impuesto en el lugar” y explican cómo la fuga de capitales solamente tomó cuidado por lo menos de la mitad del dinero total prestado - uno y medio trillón dólares - que fueron derecho se retiran otra vez a los asilos de impuesto. Él cotiza a un funcionario de la reserva federal: “El problema no es que estos países no tienen ninguna activos. El problema es, él está todo en Miami”. Los bancos Florida han acrecentado ciertamente una cantidad enorme de botín adquirido ilícitamente, pero los bancos principales, las organizaciones financieras y las corporaciones en muchos otros países - incluyendo Austria, Bélgica, Francia, Alemania, Holanda, Italia, Japón, Suiza y, finalmente, el Reino Unido - también se implican pesadamente. Como el autor hace abundante claro, “la mayor parte de que el thievery no habría podido ocurrir sin la ayuda activa de los primeros bancos mundiales principales, de los contratistas, de los vendedores, de los prestamistas multilaterales, de los consejeros y de los gobiernos”.
Henry demuestra cómo los países que han abrazado al neo-liberal “curación” han sufrido un derrumbamiento completo del desarrollo económico/político, acompañado por el desempleo y la inflación altísima, la bancarrota de los sectores públicos y privados, los claros aumentos en hambre, la desnutrición, la enfermedad, el daño medioambiental, la violencia social y la corrupción, y el renacimiento de movimientos y del terrorismo antidemocráticos. Él concluye que “no hay virtualmente ejemplo hasta la fecha de ninguÌn país que haya perseguido “el paradigma grande del proyecto” o del paradigma del desarrollo del neo-liberal que ha emergido con una economía desarrollada, mucho menos una democracia liberal”, sino que que hay abundancia “que ha terminado encima como de basket-cases virtuales tomando estos paradigmas males concebido, cuasi-religiosos demasiado seriamente.”
Los “basket-cases” parecidos profundizados en este libro están sobre todo en las Américas - la Argentina, el Brasil, Chile, México, Nicaragua y Venezuela - aunque allí también estén recompensando las examinaciones de pillar de las Filipinas y del desastre singular de Iraq. Está en este último capítulo, escrito claramente en los primeros meses después de la invasión del marzo de 2003, que el autor puede demostrar la avaricia y el deviousness del primer mundo en su peor contemporáneo, como él galopa con el cuento apesadumbrado de Iraq, de Irán y de Afganistán - los E.E.U.U. y Saddam Hussein de ayuda BRITÁNICO para accionar en los años 60; los E.E.U.U. que provocan la invasión soviética de Afganistán en 1979 para prevenirlos que se centran en Irán; la disposición de sobre $2 mil millones en ayuda militar a Osama bin Laden y el mujahideen entre el an o 80 y 1988; el desastre de ocho años de la guerra de Irán-Iraq en esos mismos años, cuando las deudas masivas fueron acrecentadas por las naciones ($100 mil millones en Iraq, $80 mil millones en Irán) y los beneficios semejantemente masivos fueron acrecentados por una letanía familiar de las compañías occidentales (así como otros en el Brasil, Chile, China, Israel, Corea del Norte y la Unión Soviética) que proporcionaron los brazos y las fuentes para las armas químicas y biológicas; la volte-cara en 1991, cuando un Saddam desesperado invadió Kuwait; el horror de los E.E.U.U. y Reino Unido-movió hacia atrás sanciones y bombardeos aéreos de Iraq en los años 90; y la ironía final de la invasión ilegal de Iraq en 2003, cuando, pues Henry la describe, ““la libertad iraquí” libertadores de la operación… descubrió que una mayoría de la gente largo-reprimida que ella acababan de liberar era Shi'as devoto, apenas como en Irán” y que “lo hizo la primera cosa ella era celebrar las manifestaciones masivas, exigiendo que la licencia de los E.E.U.U. su país”.
Finalmente, aunque Henry indique que su intención en los banqueros de la sangre es principalmente descubrir adónde fueron los tres trillón dólares, él no vacila proponer sus propias prescripciones para el cambio. Él reconoce los peligros y la hipocresía del sistema actual, en un punto que comenta eso “el odio criado por “el WMD verdadero” - pobreza y desigualdad indignantes - sea solamente un plano o un barco montan lejos”, y reconocen eso para que el mundo el convertirse supere esta tragedia artificial, él es no sólo ellos que tendrán que ser reformados. Él propone un reacondicionamiento radical de la política económica internacional actual, con las estrategias realizables para animar condonación de la deuda global acelerada y reformar “el sistema global de las actividades bancarias del asilo”, yendo en cuanto a plantear la cuestión de “porqué la proporción enorme de la deuda multi-trillón del dólar del Tercer mundo que fue contratada ilegal y pasada en proyectos y cuentas bancarias fallados de la élite merece ser mantenida en absoluto”. Él también escribe admiringly de los países que han comenzado su propia resistencia de los pueblos a la plaga del neo-liberal, una lista que incluye a los “basket-cases anteriores” contorneados arriba, así como Bolivia, Colombia, Ecuador, Indonesia, Kenia, Malasia, Perú y Tailandia. Y las buenas noticias para las que se pregunten si la escritura lleva a la acción son que su trabajo investigador ha asistido ya a la convicción de Manuel Noriega, la recuperación de los activos robados por Alfredo Stroessner en Paraguay, y la identificación del dinero del préstamo divertida a Fernando y a Imelda Marcos a través del banco central de Filipinas.
Andrés Worthington
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- Los banqueros de la sangre
Publicado por
G.A.
en viernes, septiembre 12, 2008 Etiquetas: Imperialismo
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