Los abusos sexuales se definen a partir de dos grandes conceptos: el de coerción y el de la diferencia de edad entre agresor y víctima. "La coerción (con fuerza física, presión o engaño) debe ser considerada por sí misma criterio suficiente para que una conducta sea etiquetada de abuso sexual del menor, independientemente de la edad del agresor", según Félix López, catedrático de Sexología y uno de los mayores expertos de España sobre la materia. La diferencia de edad impide la verdadera libertad de decisión y hace imposible una actividad sexual común, ya que los participantes tienen experiencias, grado de madurez biológica y expectativas muy diferentes. "Esta asimetría supone en sí misma", explica el profesor López, "un poder que vicia toda posibilidad de relación igualitaria".
- Incesto: los contactos sexuales realizados por familiares directos u otro adulto que ejerce la función de padre o tutor (padrastro, madrastra, padres adpotivos).
- Violación: Acto sexual realizado por un adulto no familiar.
- Contacto físico, manoseo, toqueteios al niño o del niño hacia el adulto.
- Exposición del niño a la visualización de películas, revistas pornográficas o exhibicionismo.
Qué conductas en el niño pueden sugerir situaciones de abuso?
Las conductas varían según la etapa del desarrollo del niño y por si solas no son diagnóstias.
Es el estudio integral del niño el que puede orientar o dar lugar a la sospecha de este problema.
Es importante tomar conciencia que los niños que avisan o cuentan sobre una situación de abuso sexual generalmente no mienten.
Cambios de conductas por edades del niño víctima de abuso.
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Cuáles son los signos físico al examinar al paciente?
En el abuso sexual puede o no haber contacto físico.
El exámen físico debe ser realizado por uno o varios profesionales especializados en el problema.
Es importante destacar que un gran número de niños pueden no presentar signos físicos de abuso sexual. Según la Academia Americana de Pediatría determinados signos físicos son sugestivos para el diagnóstico de este grave cuadro.
- Lesiones en labios menores (niñas) que abarcan desde irritaciones hasta laceraciones en dicha zona.
- Lesión del himen, cicatrices, escotaduras, distorsió, disminución, restos o ausencia del himen.
- Lesión en horquilla posterior.
- Cicatriz en fosa navicular
- Lógicamente los signos de hemorragias genitales, vulvovaginitis, infecciones urinarias recurrentes, lesiones en región anal, también son orientativos en estos casos.
Cuándo debe ser evaluado y examinado la víctima de un abuso?
En la compleja trama del abuso sexual, deberán participar varias disciplinas en la evaluación del niño víctima de un abuso sexual.
Tanto la examinación física como el interrogatorio debes ser realizado con cautela y con una lógica preparación previa del niño o niña.
Es vital que el paciente sienta confianza y seguridad para que la evaluación no resulte traumática.
Qué se debe hacer frente a una situación de riesgo?
El abordaje de estos problemas debe ser realizado por un equipo multidisciplinario que abarca médico pediatra, psicólogo infantil, asistente social y un abogado que dé su aporte legal
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El diagnóstico final está basado en el funcionamiento integrado de este equipo profesional.
En esta etapa es fundamental resguardar al niño/a de todo riesgo ya sea en su ámbito familiar si es posible o en una institución asistencial en caso de no contar con una familia de referencia.
Se solicita la protección del niño/a al defensor de menores.
El trabajo de la justicia dependerá del análisis del equipo de profesionales quienes informarán a juez a cargo, el diagnóstico, la forma de resguardo del niño/a y las terapeutica a reaizar tanto al iño como a la familia o persona a cargo
Falsas creencias sobre el Abuso Sexual Infantil:
El abuso sexual infantil sigue siendo un tema tabú en torno al que existen numerosas falsas creencias que contribuyen a ocultar el problema y tranquilizar a quienes no desean afrontarlo. Todas estas creencias erróneas deben ser superadas si se pretende abordar de forma adecuada este tema. (Estadísticas de España)
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Qué hacer ante un caso de abuso?:
Propiciar la confianza de los niños y escucharlos. Padres y educadores deben animarles a hablar ("Ten confianza en mí", "Puedes contarme lo que sea", "Quiero escuchar lo que me quieres decir", "Yo puedo ayudarte a solucionarlo").
Creer al niño. No hay que cuestionar la veracidad de los hechos porque cuando los niños cuentan un abuso, no mienten prácticamente nunca.
Decirle que no es culpable. Casi siempre muestran sentimientos de culpabilidad, por lo que es muy importante dejarle claro que él no tiene ninguna culpa, que el responsable es el agresor ("Tú no has hecho nada malo", "No es tu culpa", "Tú no has podido evitarlo).
Hacer que se sienta orgulloso por haberlo contado. Quienes comunican estos hechos son valientes ("Estoy muy orgulloso de ti por habérmelo contado", "Has sido muy valiente al contarme esto").
Asegurarle que no le ocurrirá nada, que el abuso no se repetirá y no habrá represalias ("Ahora que me lo has contado, ya no volverá a suceder").
Decirle que saldrá adelante ("Sé que ahora te sientes mal, pero te vamos a ayudar para que vuelvas a sentirte bien").
Expresarle afecto. Necesitan sentirse seguros y queridos, sobre todo en situaciones traumáticas como en los casos de abusos sexuales.
Hablar de lo ocurrido y del agresor. El niño debe reconocer sus sentimientos. Hay que animarle a hablar del abuso y hablar del agresor como alguien que necesita ayuda ("¿Quieres contarme cómo ocurrió?, "Te ha hecho algo malo, pero él también necesita ayuda para que no lo vuelva a hacer").
Comunicar el abuso a la familia o a los Servicios de Protección de Menores. Hay que informar a la familia de lo ocurrido cuanto antes, para que busquen la ayuda necesaria y protejan al niño para que el abuso no vuelva a producirse. Si el abuso es intrafamiliar, se debe informar a un familiar directo diferente del agresor. En estos casos conviene seguir el caso, llamando a la familia o concertando entrevistas con ella para comprobar si está intentando resolver el problema o si se está ocultando o negando, como ocurre muchas veces. Si está implicado el padre, hay que comunicarlo a los Servicios de Protección de Menores para evitar que los miembros de la familia se organicen y silencien el abuso.
Lo que nunca hay que hacer
Culpar al niño del abuso. No hay que reñirle o castigarle por lo sucedido.
Negar que el abuso ha ocurrido ("¿Estás seguro/a?", "No es verdad, debe ser un malentendido", "No inventes esas historias").
Expresar alarma, angustia por el niño/a o por el agresor.
Tratar al niño/a de forma diferente. Evitar tocarle, acariciarle, hablar de él o ella como la víctima.
Sobreprotegerle.
Orientándonos acerca del Agresor
- Los agresores son mayoritariamente varones, oscilando los porcentajes entre un 80 y un 92 por ciento, según las investigaciones. Generalmente se trata de hombres adultos y jóvenes, incluyendo adolescentes.
- Habitualmente eligen víctimas del otro sexo
- Son precoces: casi la mitad tuvo su primer comportamiento de abuso antes de cumplir 16 años.
- Suelen ser reincidentes y actúan más en las ciudades que en las zonas rurales
- Aparentemente son personas normales, pero presentan problemas de socialización y serias carencias en valores sociales.
- Suelen ser agresivos o retraídos y muy insensibles.
- No saben seducir a sus iguales, los adultos.
- La mayoría no busca tratamiento. Tal como señala Blanca Vázquez, "el ofensor sexual, y particularmente el de niños, "construye" toda una serie de argumentaciones en torno a su conducta delictiva /.../ en base a las cuales no presenta rastro de culpabilidad alguna que le lleve a ponerse en tratamiento psicológico".
- Tienen una escasa capacidad para ponerse en el lugar de otros y compartir sus sentimientos (empatía).
- En la mitad de los casos son desconocidos. En la otra mitad, se trata de familiares o conocidos de las víctimas, lo que representa un porcentaje inferior al que se registra en las sociedades anglosajonas, "quizás porque la familia mediterránea es más protectora", explica el catedrático de Sexología Félix López.
- Sólo en un 10 por ciento de los casos usan la violencia. Habitualmente recurren al engaño, tratan de ganarse la confianza de las víctimas o se aprovechan de la confianza familiar, utilizan estrategias como el factor sorpresa, les amenazan o les dan premios o privilegios de diferente tipo.
- La mayoría no son pedófilos, es decir, adultos que se sienten orientados sexualmente exclusiva o preferentemente por los niños.
Bibliografía
Programa Nacional de Actualización Pediátrica (Pronap 2000) Módulo Nro2.- Abuso Infantil - Autor Dr. Norberto Garrote. Sociedad Argentina de Pediatría.
Sitio Save the Children www.savethechildren.es
López Sánchez, Félix y Del Campo Sánchez, Amaia. Prevención de abusos sexuales a menores. Guía para los educadores. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales y Amaru Ediciones. Salamanca, 1997.
World Health Organization. Fact Sheet Nº 150. Child Abuse and Neglect. http://www.who.org/inf/fs/fact150.html
AA.VV. Maltrato infantil: prevención, diagnóstico e intervención desde el ámbito sanitario. Documentos Técnicos de Salud Pública nº 22. Dirección General de Prevención y Promoción de la Salud. Consejería de Salud. Comunidad de Madrid.
Nyman Anders y Svensson, Börje. Boys-Sexual Abuse and Treatment. Rädda Barnen (Save the Children Suecia); Estocolmo, 1995.
http://www.zonapediatrica.com
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