- Fantasía y Psicologia

Es la capacidad de moverse imaginariamente en la realidad; aquella actividad psíquica que permite reproducir las cosas por medio de imágenes, siendo su significación más frecuente la de la representación de una imagen perceptiva sin la presencia y actualidad del objeto de la percepción. Es decir, la f. sería la posibilidad de producir imágenes representativas.

Se ha venido distinguiendo entre una f. reproductiva y una f. productiva. El niño en su f. trata de imaginar situaciones satisfactorias con las que le resulte fácil y agradable enfrentarse. El psicoanálisis ha tratado de poner de relieve las frondosas f. infantiles, especialmente las que aparecen en la primera infancia, las cuales poseen una energía mágica de persistencia en el tiempo realmente extraordinaria, se hallan constituidas por contenidos sexuales y de otras clases, y dada su acción directora sobre el inconsciente pueden ser generadoras de neurosis que sólo se curan al hacerse conscientes tales f. a través de la interpretación psicoanalítica. También el psicoanálisis ha subrayado la faceta creadora de la f. a través de sus investigaciones acerca del mundo de los sueños. Pero han sido Jung (v.) y sus discípulos quienes más han insistido en poner de relieve la gran influencia que las f. oníricas tienen en la «modelación profunda» de la persona.



En el campo neopsicoanalítico quien más ha puesto de manifiesto el influjo de las f. infantiles en la neurosis, ha sido Melanie Flein, a lo que le llevó el análisis de la significación de los juegos en el niño. Para Kunz, la f. de acuerdo con la concepción freudiana, es «la realización de deseos inconscientes». Y en este sentido constituye uno de los mecanismos de compensación psíquica del hombre: «la realización imaginaria del deseo». Pero así como en el niño y en el hombre primitivo este pensamiento fundamentalmente fantástico resulta comprensiblemente normal, en el hombre adulto de hoy,si es esta forma de pensar la primordial de él, ha de ser considerada como una manifestación regresiva de su pensamiento. Cuando el hombre piensa fantásticamente de un modo accidental, tal pensamiento no puede ser considerado de ningún modo como anormal o morboso, sino totalmente normal. Esos proyectos fantásticos, son, con gran frecuencia, los ingredientes más fuertes del proyecto vital de cada hombre, constituyéndose no pocas veces, en las metas a conquistar en la vida real. Pero cuando el hombre piensa fantásticamente y lo hace proyectando hacia su pasado, imaginando lo que no fue, imaginándose hechos fantásticos como realidades por él vividas en el pretérito, tal modo de pensar es realmente patológico, ya que constituye la creencia en algo que es irreal, falso, porque nunca sucedió, y es expresión de la presencia de una mitomanía, de una confabulación e incluso de un delirio. La f. ha de ser considerada no como una manifestación del inconsciente o del ello (v. PSICOANÁLISIS), sino como una actividad del yo. Este pensamiento puede generarse a partir de imágenes normales y reales o de imágenes patológicas, siendo imprescindible para que se dé, la participación de la voluntad (Cabaleiro Goas).

En el campo psicopatológico, se manifiesta el pensamiento fantástico en algunas personalidades psicopáticas; también en las personalidades «necesitadas de estimación» de la clasificación de K. Schneider (v. CARACTEROLOGÍA); pero, entre ellas, el grupo de los seudólogos es el más fiel representante. La seudología fantástica, o mentira patológica, fue estudiada por Delbruck, para quien es un «híbrido de mentira y autoengaño». Junto al seudólogo y al mitómano, están aquellos tipos de personalidades que han sido llamados fantásticos puros. El rasgo más fundamental de éstos es el soñar despierto, lo que les puede conducir excepcionalmente, según Pick, a estados crepusculares psicógenos. Hay que diferenciar el fantástico del seudólogo. En el criterio de Kronfeld, él primero falsea el valor del mundo externo para sí, mientras que el seudólogo falsea su valor para el mundo externo. Como dice Schneider a este respecto, el fantástico «se engaña a sí mismo; el seudólogo engaña a los demás». El fabulador, o confabulador, trata de rellenar los huecos de su pasado con historias imaginarias. En la clínica psiquiátrica encontramos estas fabulaciones o confabulaciones en proceso que han provocado un trastorno acusado de conciencia, una alteración mnéstica y desorientación témporo-espacial. El pensamiento fantástico se encuentra en inconexa mezcla con otras alteraciones del pensamiento. Los parafrénicos son los que muestran un pensamiento fantástico más rico. Una de sus formas ha sido calificada por Kraepelin de parafrenia fantástica, y Leonhard la recoge con el nombre de fantasiofrenia.

L. IGLESIAS RODRIGUEZ.

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Nicolás Maquiavelo:

Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos. En general los hombres juzgan más por los ojos que por la inteligencia, pues todos pueden ver pero pocos comprenden lo que ven.

1948 - George Orwell


Se trata de esto: el Partido quiere tener el poder por amor al poder mismo. No nos interesa el bienestar de los demás; sólo nos interesa el poder. No la riqueza ni el lujo, ni la longevidad ni la felicidad; sólo el poder, el poder puro. Ahora comprenderás lo que significa el poder puro. Somos diferentes de todas las oligarquías del pasado porque sabemos lo que estamos haciendo.

Todos los demás, incluso los que se parecían a nosotros, eran cobardes o hipócritas. Los nazis alemanes y los comunistas rusos se acercaban mucho a nosotros por sus métodos, pero nunca tuvieron el valor de reconocer sus propios motivos. Pretendían, y quizá lo creían sinceramente, que se habían apoderado de los mandos contra su voluntad y para un tiempo limitado y que a la vuelta de la esquina, como quien dice, había un paraíso donde todos los seres humanos serían libres e iguales.

Nosotros no somos así. Sabemos que nadie se apodera del mando con la intención de dejarlo. El poder no es un medio, sino un fin en sí mismo. No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para establecer una dictadura. El objeto de la persecución no es más que la persecución misma. La tortura sólo tiene como finalidad la misma tortura. Y el objeto del poder no es más que el poder. ¿Empiezas a entenderme?