- ¿Cómo Romper con un Psicópata?

Puedes voltear tu mirada al cielo y dar gracias por lo afortunada que eres si después de dar tú por terminada la relación con un psicópata, él o ella únicamente se dedican a esparcir mentiras y difamaciones que destruyan tu reputación.

¿Por qué? te preguntarás. Pues bien, debido a su incapacidad para amar y para sentir, su relación con los demás es a través del poder y del control y al sentirlos desafiados, reaccionará de algún modo. La experiencia de tratar con un psicópata puede ser muy inquietante para la mayoría de la gente, sin mencionar que cuando te deseche, puedes estar seguro de que serás por lo menos difamada, sin lugar a dudas.

¿Qué se puede hacer para enfrentar la reacción de un psicópata? Bien, primero olvídate de las más elementales reglas de educación. Recuerda que estás tratando con alguien que carece de la mínima empatía, conciencia, remordimiento o sentimiento de culpa. Acuérdate de la película “Predator”.



Los psicópatas muestran una gran falta de preocupación por los efectos devastadores que sus acciones tienen en los demás. Es un malvado en el sentido literal de la palabra, jamás lo olvides. La ética y todo eso, aquí no te sirve. No hay cabida para negociaciones ni pactos con un psicópata.

Simplemente evítalo y si eso no es suficiente, denúncielo a las autoridades. y si lo consideras necesario, hay grupos de autoayuda que pueden darte un enorme soporte y comprensión.

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Nicolás Maquiavelo:

Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos. En general los hombres juzgan más por los ojos que por la inteligencia, pues todos pueden ver pero pocos comprenden lo que ven.

1948 - George Orwell


Se trata de esto: el Partido quiere tener el poder por amor al poder mismo. No nos interesa el bienestar de los demás; sólo nos interesa el poder. No la riqueza ni el lujo, ni la longevidad ni la felicidad; sólo el poder, el poder puro. Ahora comprenderás lo que significa el poder puro. Somos diferentes de todas las oligarquías del pasado porque sabemos lo que estamos haciendo.

Todos los demás, incluso los que se parecían a nosotros, eran cobardes o hipócritas. Los nazis alemanes y los comunistas rusos se acercaban mucho a nosotros por sus métodos, pero nunca tuvieron el valor de reconocer sus propios motivos. Pretendían, y quizá lo creían sinceramente, que se habían apoderado de los mandos contra su voluntad y para un tiempo limitado y que a la vuelta de la esquina, como quien dice, había un paraíso donde todos los seres humanos serían libres e iguales.

Nosotros no somos así. Sabemos que nadie se apodera del mando con la intención de dejarlo. El poder no es un medio, sino un fin en sí mismo. No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para establecer una dictadura. El objeto de la persecución no es más que la persecución misma. La tortura sólo tiene como finalidad la misma tortura. Y el objeto del poder no es más que el poder. ¿Empiezas a entenderme?