Los psicópatas tienen formas más sutiles de hacer daño que la agresión física y de hecho los peores de ellos llevan trajes impecables, conducen coches de lujo y ocupan algunos de los puestos más importantes en política y empresa: tu jefe podría ser uno de ellos. Robert Hare vuelve a REDES para hablarnos de peligros que muchas veces preferimos no ver.
Robert Hare:
Saben que obran de un modo que la sociedad considera erróneo… entienden las reglas del juego, las conocen perfectamente. La conciencia implica conocer las reglas, pero también sentir que uno debe cumplirlas, y en su caso no es así. Un psicópata entiende las normas y puede ponerse en la piel de alguien intelectualmente o cognitivamente, pero no emocionalmente. En su conducta falta uno de los elementos más importantes de la humanidad, es decir, cómo se pueden sentir los demás. Y esto significa, por supuesto, que pueden actuar sin tener que preocuparse en absoluto de cómo repercuten emocionalmente sus acciones en los otros.
Eduard Punset:
Pero una cosa está clara: los psicópatas son incapaces de sentir empatía, de ponerse en el lugar de otra persona. Aunque saben lo que hacen, no sienten ningún tipo de remordimiento, su conciencia no les dice que han actuado mal.
El psicópata tiene un repertorio de conductas muy amplio, puede actuar, desempeñar muchos papeles. Si ser encantador funciona, lo es. Si no funciona, quizá te amenace o intente intimidarte. Si tampoco funciona, entonces recurrirá a la violencia. La clave es que todas sus acciones tienen un componente depredador, es como cuando un gato persigue a un ratón. ¡Al gato no le importan en absoluto los sentimientos de su presa!
Hay que pensar en ellos como si actuaran sobre un escenario: adoptarán el personaje que más les convenga para la situación. Los que lo analicen con detenimiento verán que esa actuación no es demasiado buena, sino puro juego sucio; pero la gran mayoría no tendrá el tiempo o la energía para ir más allá de la fachada. Creerá que la persona es lo que aparenta… habla muy bien, te dirá que tiene mucho dinero, que hará cosas fantásticas por ti… y por supuesto nunca sucede…
En las películas y la televisión, el principal ingrediente es la violencia. Y se trata de violencia depredadora: violencia a sangre fría, sin pasión, se actúa contra los demás sin ningún tipo de preocupación por ellos, sin sentimientos de remordimiento o de culpabilidad. ¡Y los niños lo ven! ¡Los jóvenes lo ven! Y gran parte de este material se convierte en un modelo a imitar: un guión sobre cómo actuar. Tal vez les cueste comportarse así, pero con el tiempo aprenden. Déjame darte un ejemplo: en Estados Unidos, hace 9 ó 10 años, hubo un período en el que los chavales jóvenes, de 14 ó 13 años, solían reunirse en grupo y pegarle una paliza a otro chaval. Le pegaban patadas, le acosaban, le humillaban. ¡En Canadá nunca había pasado nada similar! Hasta que apareció en la televisión. Al cabo de dos o tres meses, ya teníamos casos de este…
Eduard Punset:
Acoso escolar o bullying…
Robert Hare:
Acoso, palizas, humillaciones… se había convertido en un modelo para los niños. Por eso creo que lo que sucede ahora en nuestra sociedad es que el número de casos de la psicopatía tal vez no esté aumentando (aunque quizá sí, no estoy seguro), pero sin embargo a un psicópata le resulta mucho más fácil expresarse que antes, porque lo que antes se consideraba poco ético, inmoral o antisocial ahora se convierte en la norma. Pasa a estar bien. Todo se reduce a pensar, ante todo, en uno mismo.
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